Washington. Las Fuerzas Armadas estadunidenses tendrán “menor margen para el error” y evitarán onerosas guerras de ocupación debido a nuevos niveles de gasto presentados hoy, que marcan el inicio de una nueva era de “eficiencia” en el mayor presupuesto mundial de defensa.

 

Después de 13 años de guerras en Afganistán e Irak, el período bélico más largo de la historia estadunidense, el Pentágono detalló hoy su programa de gastos para el ejercicio fiscal de 2015, valorados en 496 mil millones dólares.

 

Dicho presupuesto le obliga a efectuar recortes de personal, poner fin a flotas enteras de aeronaves y a valorar con más detenimiento y cautela los proyectos de nuevo armamento.

 

“Es el momento de ser realista. Este presupuesto reconoce la realidad y la magnitud de nuestros desafíos fiscales en el peligroso mundo en el que vivimos”, indicó el secretario de Defensa de EU, Chuck Hagel, en una rueda de prensa para presentar estas recomendaciones de gasto a la Casa Blanca.

 

Pese a que estos planes se basan en recortes menores a lo esperado, si no hay acuerdo en el Congreso para las cuentas de 2016, el Pentágono podría verse obligado a reducciones aún más drásticas, que afectarían a destructores navales, un nuevo caza y al número de aeronaves en servicio.

 

Pese a no contar con los 600 mil millones de dólares de 2013, el presupuesto para del Pentágono en el año fiscal 2015 seguirá siendo mayor que el de China, Rusia, Reino Unido, Francia, Japón, Alemania, India y Brasil juntos.

 

El más afectado por la reducción presentada hoy será el Ejército de Tierra, que pasará de haber tenido 570 mil miembros, su máximo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, a entre 440 mil y 450 mil  soldados, un número que podría caer aún en otros 20 mil si el Congreso no evita nuevos recortes para 2016.

 

Estados Unidos no gestionaba un nivel de fuerzas de tierra tan bajo desde antes de la II Guerra Mundial, pero el fin de la ocupación en Irak (2013-2011), la inminente salida del grueso de sus tropas en Afganistán a finales de año y la crisis fiscal desatada en 2008 han obligado a un nuevo enfoque.

 

“No vamos a dimensionar nuestras Fuerzas Armadas para que realicen grandes y largas operaciones de estabilidad”, aseguró Hagel, quien recordó que la prioridad será mantener la hegemonía tecnológica frente a potenciales adversarios.

 

La reducción de personal no afectará a las fuerzas especiales, que seguirán creciendo en los próximos años hasta rondar los 70 mil, tras demostrar la efectividad de sus ataques quirúrgicos y encubiertos, no exentos de polémica.

 

Otro ejemplo del cambio de rumbo en el esfuerzo por ahorrar sin perder capacidad de respuesta exterior es el final del medio siglo de vida del avión espía U2, un hito de la aviación y de la Guerra Fría que será sustituido por la aeronave no tripulada “Global Hawk”.

 

Los llamados “drones” seguirán aumentando su protagonismo en el plan presentado hoy por Hagel, después de haberse convertido en el arma más usada por la Administración del presidente Barack Obama para atacar objetivos terroristas en Pakistán, Yemen o Somalia.

 

Estados Unidos relegará su fuerte presencia militar en Oriente Medio a favor de la región Asia-Pacífico, donde el poderío militar chino preocupa a los estadunidenses y a sus aliados japoneses, surcoreanos o filipinos.

 

En parte por ello, el plan presupuestario para 2015 mantiene el costoso programa de desarrollo del caza F-35, las inversiones en ciberdefensa y evita reducir la actual flota de once portaaviones estadunidenses, algo que podría cambiar si en 2016 se incrementa la necesidad de recortes.

 

Hagel aseguró hoy que los recortes no afectarán a la “fuerte base industrial militar” estadounidense, un sector con gran peso económico.

 

Según indicó un alto funcionario estadounidense a Efe, este presupuesto asegurará que Estados Unidos “sigue manteniendo su capacidad disuasoria y su proyección de fuerza”, aunque “habrá menos margen para el error”.

 

Una de las medidas más impopulares será la reducción a la mitad de algunos beneficios a militares que para el Pentágono son insostenibles.

 

Se reformará el pago de salarios, los servicios de seguro sanitario, las deducciones fiscales por vivienda para personal militar y se reducirán en 1.000 millones para los próximos tres años los subsidios a los economatos para militares, piedra angular de la economía familiar de los soldados.

 

Ahora este plan deberá ser aprobado por el Congreso, donde los republicanos podrían entorpecer muchos puntos de la propuesta, especialmente en lo referente a beneficios a militares.