María Marván Laborde se reconocía ayer orgullosa de ser la primera mujer -y la última a como apuntan las cosas- en presidir el Instituto Federal Electoral (IFE).

 

Pero esa sensación de orgullo íntimo apenas lograba asomar frente al dolor que le significaba la desaparición del IFE (decretada por los legisladores).

 

Por ello, su voz fue tan triste como crítica al hablar de la nueva reforma electoral: “Esta reforma pone fin a una era electoral -inició-, porque es la primera reforma política, desde 1977, que no se negocia en sus términos ni en sus méritos”.

 

Y no sólo eso, mencionó, pues “no deja de ser irónico que esta reforma electoral en realidad no respondió a una crisis política”.

 

De  la creación del Instituto Nacional de Elecciones (INE), sostuvo: “Vamos de un modelo vertical, diáfano y sencillo, a uno bizarro, cruzado, fractal, difícilmente administrable”.

 

De hecho, la presidenta provisional del IFE -cargo que desempeñará hasta el 7 de enero del 2014- diría que con el INE se tira por tierra la estructura fundacional del IFE:

 

“En su lugar se prevé una doble, triple, quizá cuádruple pista en la que correrán intersecciones organizativas, hasta hoy imprecisas entre lo local y lo federal, entre lo distrital y lo municipal, entre lo nacional y los usos y costumbres”.

 

Sin muchos rodeos, Marván auguró un periodo “aciago” al sistema electoral ante “un experimento que carece de solvencia” y con el que -como también apuntaría el consejero Lorenzo Córdova- difícilmente podrá implementarse a tiempo el proceso electoral 2014-2015 en el que se renovará la Cámara de Diputados, además de poner en riesgo los 20 procesos electorales estatales.

 

-0-

 

PERO LOS SENADORES ENCANTADOS.-  Ah, pero los señores senadores –priistas, panistas y la mitad de los perredistas- quedaron encantados con su reforma política “histórica”, “profunda”, “de gran calado”, “de tercera generación”.

 

Tan seguros y tan conocedores del tema se manifestaron con los cambios que hicieron aquí y allá que ni siquiera se tomaron la molestia de consultar a los consejeros del IFE sobre sus genialidades.

 

¿Todos votaron a favor la reforma política? Bueno, de los 22 senadores amarillos, diez votaron en contra: Alejandro Encinas, Dolores Padierna, Manuel Camacho Solís, Mario Delgado, Fernando Mayans, Rabindranath Salazar, Lorena Cuéllar, Raúl Morón, Iris Vianey y Adrián Augusto López.

 

Hubo dos ausencias: el coordinador de la bancada perredista, Miguel Barbosa (está enfermo) y Sofío Ramírez. Y a favor el resto, los llamados Chuchos, incluido Armando Ríos Piter.

 

Acomodémonos ahora a ver qué ocurre en la Cámara de Diputados. Comenzarán hoy a discutirla en el pleno junto con las iniciativas de las cartas ciudadanas (léase la consulta popular vinculatoria para poder aplicarla, dado el caso, a la reforma energética). Van amarradas. El diputado perredista Miguel Alonso Raya está en ello.

 

-0-

 

ROUND DE SOMBRA CON LA ENERGÉTICA.- Ni el “cerco” al Senado funcionó ayer a todo lo que debía o se esperaba -no llegaron a dos mil los que se incorporaron al cerco-, ni adentro de la Cámara sesionaron formalmente las comisiones que abordarán la reforma energética.

 

Y es que ante la exigencia del secretario de la Comisión de Puntos Constitucionales,  Alejandro Encinas, de cumplir con el reglamento en lo que toca a las 24 horas de anticipación con que deben citarse las reuniones a comisiones, no quedó de otra más que esperar los tiempos.

 

Por ello, ayer las distintas bancadas se recogieron en sus respectivos espacios (los verdes se sumaron a los priistas) para revisar los puntos sensibles y estratégicos que habrán de cuidar y dar la batalla en cuanto comience la discusión del proyecto de dictamen.

 

Según comentó el priista David Penchyna, presidente de la Comisión de Energía, se reunirán hoy a las cinco de la tarde, pero la discusión y aprobación del dictamen en comisiones podría ocurrir el próximo viernes.

 

-0-

 

GEMAS: Obsequio de Jacobo Zabludovsky en sus 70 años de trayectoria periodística: “En enero de 1934, la profesora Josefina Buitrón, de primer año, me enseñó lo primero que aprendí para toda la vida: Me enseñó a agarrar un lápiz y marcó mi vida”.