LONDRES. El director del periódico británico The Guardian, Alan Rusbridger, aseguró ante una comisión parlamentaria de ciberseguridad que todavía está por publicar el 99 % de la información secreta facilitada por el ex técnico de la CIA, Edward Snowden, que permanecen bajo custodia “en un lugar seguro”. En su comparecencia Rusbridger acusó al gobierno de ese país de “intentos intimidatorios” de frenar las revelaciones sobre los programas masivos de espionaje.

 

El periodista se presentó ante el Comité de Asuntos Interiores de la Cámara de los Comunes donde comentó que las filtraciones de Snowden “son una historia aún en curso” y que el matutino hasta ahora publicó el 1% de los 58 mil documentos que tiene en su poder.

 

La atención gira en torno al papel de The Guardian, el periódico en el que el periodista Glenn Greenwald destapó la existencia de los programas de vigilancia masiva en Estados Unidos (Prisma) y en Gran Bretaña (Tempora).

 

Ante el Parlamento, el director aseguró que las publicaciones de documentos que ponen en evidencia un sistema de espionaje masivo por parte de la Agencia de Seguridad Nacional estadunidense (NSA) y la colaboración entre aquella y la inteligencia británica “no han sido con la intención de dañar al país.”

 

Sobre las declaraciones de Andrew Parker, jefe del MI5 (servicio de espionaje interior británico), que acusó al The Guardian de haber entregado un “regalo” a los enemigos del Reino Unido, sostuvo que esas recriminaciones son “vagas” y que “lo que hemos hecho es un servicio a nuestros lectores y a la democracia”.

 

Pero sus palabras no conformaron a todos, y el legislador conservador Michael Ellis dijo que el gobierno clasifica información como secreta para justamente no ser divulgada.

 

“Si The Guardián hubiera tenido datos sobre la criptografía utilizada en la Segunda Guerra Mundial, ¿habría dado esa información a los nazis?”, preguntó.

 

Rudsbridger manifestó que el gobierno británico realizó “intentos deliberados de intimidar” al matutino, por lo que su decisión de compartir información con ‘The New York Times obedeció al temor de la censura en el Reino Unido, “aquí el Estado puede incautarse de los documentos, llamar a la policía, abusar de las leyes de terrorismo e incluso lograr que el Parlamento investigue a un periódico por arrojar un poco luz sobre instituciones que pefieren la oscuridad”.

 

El pasado agosto, el periodista reveló que agentes del llamado centro de espionaje británico (GCHQ) se presentaron en las oficinas del rotativo para destruir un disco duro que contenía material confidencial entregado por Snowden, si bien ha subrayado que antes de esa visita había sacado un duplicado de ese material.

 

De Estados Unidos le llegaron a Rusbridger grandes muestras de apoyo. En una carta abierta, Carl Bernstein (el periodista que destapó el escándalo Watergate junto a Bob Woodward) Watergate, defendió a los diarios que publicaron las revelaciones de los programas masivos de espionaje y criticó a los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido por “erigir graves obstáculos contra la transmisión legítima de noticias”.

 

Bernstein destacó cómo las filtraciones del caso Snowden fueron publicadas de “una manera admirable y responsable”al dar a conocer la existencia de un sistema masivo de vigilancia “sin divulgar secretos específicos de seguridad nacional que sean de valor para terroristas o gobiernos enemigos es un periodismo responsable”.