Este fin de semana mis amigos y mis vecinos paseaban frente a mí contentos con sus grandes cajas de Sony o Microsoft y un par de juegos nuevos en la mano. Algunos compraron su PlayStation 4 hace meses, apenas llegaron a las tiendas este viernes. Otros iban y venían recorriendo almacenes en busca de un One, pues les informaban que se había agotado y que no sabían cuándo les mandarían más.

 

Yo todavía no compro el Xbox One ni el PlayStation 4, pero creo que voy a comprar los dos. Estaba esperando algún juego que llamara mi atención, para decidir cuál de las dos primero. Hasta ahora, me falta algo que me empuje a comprarlas, algo como Halo o Gears of War, las historias que por lo general me ayudan a acabar con el stress de una jornada de trabajo, sin necesariamente ser violento con otros seres humanos que no tienen la culpa de mi mal humor. Creo que es un inofensivo escape para las masas. Algo que comprobé cuando vi a Francis Underwood (el actor Kevin Spacey) en House of Cards clavado en su pantalla moviendo con gran habilidad a su personaje virtual que disparaba frenéticamente mientras su cerebro estaba lejos de los conflictos que nublan su mente a altas horas de la noche.

 

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