Como estudiante de la escuela secundaria y delegado de la Legión americana Niños Nación, Clinton se reunió con el presidente John F. Kennedy durante una recepción en los jardines de la Casa Blanca en julio de 1963, cuatro meses antes de que fuera asesinado, un hecho que fue inmortalizado en una foto y que se convirtió en el eje de su primera campaña y que más tarde lo llevaría a revindicar su legado en sus campañas electorales y citarlo más de 600 veces durante su presidencia: siete veces más que Obama y más que cualquier otro presidente en ejercicio desde 1963.

 

Recientemente en un artículo publicado Clinton público en la revista The Atlantic, dijo que él era el discurso que Kennedy dio un 11 de junio para defender los derechos civiles básicos de los estadounidenses de color “no era un asunto partidista, una cuestión regional, o incluso, como él dijo, una cuestión jurídica o legislativa sino una idea de una humanidad común” resaltó.

 

En el artículo, Clinton señala que Kennedy  luchó por una humanidad común y no vivió para ver los frutos de muchas de las iniciativas que propuso, entre ellas la Ley de Derechos Civiles, la Ley de Cupones para Alimentos, un programa de mejora de la escuela libre, y apunta “aunque su muerte fue una tragedia que aún lloramos, los americanos y mucha gente de todo en el mundo abrazan su visión y toman la antorcha encendida “.

 

Ayer el presidente estadunidense, Barack Obama, acompañado por Bill y Hillary Clinton visitaron la tumba de John F. Kennedy, en los suburbios de Washington, en conmemoración por el 50º aniversario del asesinato del ex mandatario, donde se depositaron los restos mortales de Kennedy y que desde entonces cuenta con una llama de fuego permanente.

 

Obama concedió el mayor galardón civil del país, la Medalla Presidencial de la Libertad, al expresidente Clinton y a otros 15 estadounidenses, entre ellos el químico mexicano y premio Nobel, Mario Molina, cada uno y a su manera un ejemplo del sueño americano o del éxito personal y profesional que se gestan en EU y que han realizado contribuciones significativas a la cultura, la política, los deportes o la ciencia de su nación. El acto se entendió como un recuerdo a la memoria de Kennedy, que firmó una orden que daba inicio a estos reconocimientos civiles poco antes de morir.

 

El interés de Clinton por el servicio público data en parte de una visita que realizó en 1963 a la Casa Blanca, donde dio la mano a Kennedy cuatro meses antes de su asesinato.

 

John F. Kennedy fue asesinado a los 46 años, cuando se dirigía al centro de Dallas, el 22 de noviembre de 1963. Su muerte fue atribuida a un francotirador, Lee Harvey Oswald, quien supuestamente habría actuado solo.

 

Pero después de 50 años, las múltiples teorías de un posible complot buscan responder a la interrogante de si Oswald fue realmente el autor de los disparos que mataron a Kennedy y si actuó por su cuenta o formaba parte de una conspiración más amplia.