Un evento histórico enseñado desde la infancia, multicitado en los discursos políticos, popular porque justamente surgió del pueblo, emblemático en muchos sentidos, y al que, según los entrevistados de esta semana, los mexicanos de hoy tenemos mucho que agradecerle: nos referimos a la Revolución Mexicana.

 

Un dato que deja de ser curioso para convertirse en revelador del ánimo actual de la sociedad mexicana, es que, como un todo, sin particularidades que la desmitifiquen, la Revolución sigue siendo –aunque cada vez menos- un hecho digno de celebrarse (37% de los entrevistados considera que tenemos mucho que celebrarle a la Revolución y otro 37% cree que algo, no mucho, pero algo); como dice Enrique Krauze, la palabra Revolución se usa todavía con una carga de positividad casi religiosa, como sinónimo de progreso social.

 

No obstante, cuando se pregunta por ciertas libertades y derechos conquistados por aquel movimiento, específicamente si se cree que siguen vigentes o si son respetados, las opiniones se dividen: el mito de la Revolución se enfrenta a la realidad palpable de los mexicanos de hoy día.

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Seis de cada diez entrevistados consideran que el ideal de la democracia efectiva –suponiendo sin conceder que en algún momento se consiguió- ya no está vigente en nuestro país, y poco más de la mitad (54%) cree que la otra gran causa, la de “la tierra para quien la trabaja”, también dejó de ser una realidad en México. Por otro lado, el 62% de los encuestados piensa que el principio de la no reelección sí continúa vigente en nuestro país, y un porcentaje igual cree que aún tenemos libertad para expresarnos, como lo deseaban los revolucionarios.

 

En cuanto a los derechos políticos y sociales alcanzados, la opinión tiende mayoritariamente a creer que los de acceso a servicios médicos de calidad, un trabajo digno y libre tránsito por el país no se respetan hoy día. Caso contrario a los principios de educación laica y gratuita, y de libre asociación, los cuales son vistos por la mayoría de la sociedad como derechos que siguen garantizándose en nuestro país.

 

Al día de hoy, Emiliano Zapata sigue siendo el ícono de aquella gesta revolucionaria, pues tres de cada diez personas consultadas lo nombraron inmediatamente cuando se les preguntó por el personaje más representativo de la época; al Caudillo del Sur le siguieron Pancho Villa y Francisco I. Madero, con el 18% y el 14% de las menciones, respectivamente.

 

El reto para el gobierno en turno, encabezado por Enrique Peña, es retomar los principios por los que luchó la Revolución de 1910, y hacerlos válidos para una sociedad que los demanda y que, hasta el momento, cree que desde que el PRI regresó a la presidencia, se está más lejos de aquellos ideales (66% así lo considera). De la Constitución a las calles, ése es el reto.