La frase con que me saluda, resume todo:

-Aquí en Nueva Zelanda, primero jugamos y después trabajamos… Lo que importa es que cuando trabajamos sea concentrados en eso…

 

Gavin nació en el Reino Unido y sólo conocer estas remotas islas, decidió cambiar completamente de vida. Sí, está el aislamiento. Sí, está el sentirse orillados al último (o el primer) rincón del planeta. Sí, para muchos puede resultar aburrido.

 

Pero él, como cientos de miles de inmigrantes, no dudÓ en acostumbrarse: vida en permanente convivio con la naturaleza, otro tipo de estrés, renuncia al concepto del tráfico, gran espacio vital en cada habitante, elevada dosis de tiempo destinada a nada más que uno mismo y sus hobbies.

 

Es un viernes al mediodía: instante que en casi cualquier otra capital del planeta estaría dedicado a trabajar. Pero jóvenes y adultos suben por una de tantas colinas en bicicleta. Un grupo de buzos emerge de las aguas del estrecho de Cook que separa a las dos principales islas que conforman a Nueva Zelanda. Hay varios picnics a lo largo de nuestro recorrido. Los pubs están sorprendentemente poblados para esta hora.

 

Pienso que el relax es lo primero, cuando noto la cantidad de locales que caminan descalzos. Entablo conversación con algunos de ellos. Se ríen de mi sorpresa y presumen orgullosos el callo que han desarrollado.

 

-Los aussies (australianos) tienen sol siempre… Nosotros casi nunca… ¡Estamos tan cerca del círculo polar! Lluvia… Gris… Mucho frío… Por eso cuando sale el sol, estamos descalzos y sin camisa… Dejamos de trabajar… Aprovechamos.

 

Les pregunto de futbol, en específico por el partido en el que fueron goleados por México. Uno dice con gran respeto a su seleccionador, Ricky Herbert, que quizá sea momento de probar a alguien nuevo. Otro no coincide y destaca algo que ya escuché un día atrás:

 

-¡Le metimos un gol a México! ¿Sabes lo que es eso? ¡Y en el Azteca! Eso va a quedar para la historia… Nadie nos quitará eso… Los muchachos hicieron un gran esfuerzo.

 

No quiero desilusionarlo o chocar con su optimista visión. Están casi fuera del Mundial, algo que a quien ha calificado apenas un par de veces y se precia de ser máxima potencia en rugby, poco afecta.

 

¿Perspectivas de remontar en Wellington? Nadie a quien yo haya visto. Incluso algún jugador All White dijo en excesivo sarcasmo, que sólo armando una fiesta para los seleccionados mexicanos y dotándolos de drogas para que los elimine el antidoping.

 

En todo caso, el miércoles (martes a la medianoche, tiempo del centro de México) habrá una fiesta en el estadio Westpac. La eliminación es lo de menos en estas islas en las que casi todo es lo de menos… Menos divertirse, tras lo cual, insiste Gavin, ya se puede trabajar.

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.