Uno de los migrantes que sobrevivió al último naufragio de una embarcación en las cosatas de Lampedusa, narró los momentos que vivieron los tripulantes tras zarpar de Libia en medio de disparos.

 

En entrevista para la British Broadcasting Company, el sujeto que prefirió permanecer en el anonimato y únicamente identificarse como “Abde”, señaló que su punto de partida fue un campamento de refugiados palestinos en Damasco, Siria y que fue de allí para huir de la violencia.

 

Desde ahí viajó a Egipto y después a Libia, donde le pagó a un contrabandista -junto con su hermano y su tío- para que lo llevase a Italia; su destino final, dice, era Suecia, donde tiene familiares.

 

“Nos llevaron a una playa y allí esperamos hasta que se hizo de noche” cuenta el migrante, y apunta que pese a la promesa de una nave fuerte y resistente, se presentó a para  el traslado una barca pequeña y de madera.  Al verla vino la decepción, pero ya era tarde, no había forma de dar marcha atrás.

 

Al barco comenzaron a dispararle apenas salió de la costa. Los disparos provenían de los guardas costeros libios, dice, aunque otros testigos culpan a las milicias libias o a los traficantes.

 

“Cuando llegamos a aguas internacionales, se acercaron a nosotros y lanzaron disparos al aire. Nosotros seguimos avanzando. Cuando entramos en aguas italianas, se cansaron y empezaron a dispararnos”.

 

 

“Le dispararon a dos de los capitanes. Algunas de las mujeres recibieron disparos. Lo último que hicieron fue dispararle a la sala de máquinas que está en el fondo del bote y así fue como el agua empezó a entrar dentro de la nave”, añade.

 

Abde cuenta que pese a los intentos de los migrantes por tapar los agujeros que dejaron las balas en la barca, la presión era demasiado fuerte y el agua terminó por llenar el fuselaje.

 

“Las niñas empezaron a gritar, diciendo que iban a morir y pedían que llamen a la Cruz Roja”.

 

“Llamamos a la Cruz Roja italiana y nos dijeron que estábamos en aguas de Malta. Llamamos a la Cruz Roja en Malta y nos dijeron que vendrían en un rato. Preguntamos cuánto se demorarían y nos dijeron 30 o 40 minutos”.

 

“Nos enviaron un avión antes de que el barco se hundiese. Sobrevoló la zona y nos filmó. Por eso pensamos: ahora estamos seguros de que nos vieron y saben lo que nos está pasando”.

 

Adbe cuenta que una ola enorme hizo que el bote se inclinara mucho hacia un lado y los pasajeros se fueron al otro para compensar.

 

“El barco se fue hacia la derecha y con todo el mundo en el lado derecho, zozobró”.

 

“La gente se puso chalecos salvavidas y esperaba a que los vengan a rescatar. Después de estar en el agua, las olas empezaron a separar a la gente. Podía ver gente nadando por media hora hasta encontrarse. Estuvimos allí una hora, hora y media”.

 

“La Cruz Roja vino a salvarnos, salvaron a los que aún estaban vivos. Espero que esto nunca vuelva a pasar. Entre los muertos hay mujeres y niños”.

 

Algunos estados de la Unión Europea están haciendo un llamado para hacer una revisión de las leyes de inmigración y para que se lleven a cabo más patrullajes marítimos para evitar tragedias como éstas. A continuación, una ilustración sobre las rutas de desplazamiento de migrantes en el mediterráneo.

 

 

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Con información de BBC Mundo