Dice el refrán que cuando hay para carne es vigilia… Pues hagan de cuenta pero con el guardameta madridista Iker Casillas: Cuando al fin le llega la titularidad, aparece una lesión.

 

Durante más de una década los astros se alinearon perfectamente para que este arquero se convirtiera en el mejor del planeta. Lo anterior no quiere decir que le haya sido fácil o le haya sido regalado algo en su brillantísima carrera: Casillas, precoz portento bajo los tres palos, tuvo prematuras oportunidades y las aprovechó.

 

Dubitativa todavía respecto a su genuino nivel y guiada quizá por la vieja idea de entregar las llaves de la portería a alguien más experimentado, la directiva madridista le trajo serios rivales. En todo caso, Casillas se impuso y a sus 18 años en él ya comenzaba la alineación del gigante de Europa. Así, a los 21 años, ya tenía en su palmarés dos Champions League.

 

Por ello, cuando vino el Mundial 2002, a nadie sorprendió que figurara en el plantel de la selección española, aunque como obvio suplente de Santiago Cañizares (tal como lo había sido en la Eurocopa un par de años antes). Aconteció que a pocos días del certamen, a Cañizares se le cayó el frasco de loción sobre el pie y Casillas recibió la inesperada titularidad, misma que 11 años después no ha soltado con la denominada Roja.

 

Entonces sí, con él como líder y milagroso atajador, España cambió la inercia de su historia futbolística y comenzó a ganarlo todo. Una y otra vez, el portero de rostro humilde y sereno, levantó el trofeo más importante del planeta: la Eurocopa en el 2008, la Copa FIFA en el 2010, otra Eurocopa en el 2012.

 

Precisamente, el tener tan asumido su rol como líder de la multicampeona España, propició el inicio de sus problemas. Una larga cadena de clásicos Madrid-Barcelona agrió la relación entre los seleccionados ibéricos de cada club. Casillas llamó al barcelonista Xavi pidiendo retomar la armonía, y José Mourinho no se lo perdonó. Apenas unos meses antes había pedido que se premiara a su portero con un Balón de Oro, pero el técnico portugués lo mandó a la banca en un partido poco trascendente. Meses después, dio la titularidad al desconocido Adán, aunque Casillas logró recuperarse de tal embate. Pocas semanas más y los astros se voltearon: en un tira-tira contra el arco blanco, Álvaro Arbeloa fracturó accidentalmente la mano a su único compañero que con la mano rota no puede funcionar. Quedaban pocos días para cerrar el mercado invernal y el Madrid los aprovechó para conseguir un reemplazo de Casillas, pues en el alguna vez exaltado Adán ahora ya no confiaba Mourinho. Así llegó Diego López, en ese preciso momento recién descendido con el Villarreal y sustituto en el Sevilla del cuarentón Palop.

 

Desde su arribo, Diego lo atajó todo y Mourinho ya no recurrió más al capitán de la selección campeona del mundo. La figura del otrora suplente se agrandaba con fenomenales actuaciones y la del para muchos mejor del mundo se habituaba a la banca.

 

Se daba por hecho que Iker volvería a iniciar los partidos con quien fuera que llegase al Madrid como entrenador, mas, ¡vaya sorpresa!, no fue así. Carlo Ancelotti prefirió también a Diego y el calvario de Casillas entró en una segunda etapa.

 

Finalmente, Ancelotti anunció que alternaría a sus porteros: Diego en liga, Iker en Champions. Tan sensible el tema en España, que el lunes, en la conferencia de prensa, Carlo bromeó que había cambiado de opinión y pondría a López.

 

Este martes, Iker inició por primera vez con el Madrid en 238 días, pero el gusto sólo le duró 13 minutos; chocó con su compañero Sergio Ramos y de inmediato tuvo que pedir su cambio. La última vez que había alineado con el conjunto merengue, otro de sus defensas lo fracturó; en su regreso, parecida historia. Diego López, en absoluto culpable de esta situación, respondió otra vez contra el Galatasaray con grandes atajadas.

 

Cosas del futbol: Iker pudo disputar su primer Mundial por la lesión más extraña que se recuerde, en un accidente post-afeitado, con un frasco de loción, cortando los tendones del meta titular. Paradojas del destino: Iker hoy no encuentra cómo jugar en el Madrid… Aunque para muchos siga siendo el indiscutido número 1.

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