Hace tiempo que un país no me impresionaba tanto como Corea. Lo primero que pensamos cuando oímos la mención de este país, es el conflicto que mantiene con su vecino, Corea del Norte. Sin embargo, cuando viajas a este lugar, descubres un país altamente desarrollado, con una distribución del ingreso que lo ubica como la treceava economía más grande del mundo, una cultura ancestral arraigada llena de riqueza a pesar de las invasiones chinas y japonesas que ha sufrido, así como una gastronomía única, en la que la variedad de platillos y sabores abunda.

 

Ubicada en la mitad sur de la península de Corea y rodeada al este por el mar de Corea, al sur por el estrecho de Corea, que lo separa de Japón, y al oeste el mar Amarillo, Corea es un país que aún no ha sido descubierto por el turismo occidental. Durante mi recorrido por esta nación, fueron pocos los turistas occidentales con los que me topé y no me sorprendió nada cuando aprendí que según datos de la Organización de Turismo Coreana, en su mayoría el turismo proviene de Asia y el Pacífico, principalmente de Japón y China.

 

Seúl, su capital, es una ciudad vibrante que no parecería descansar. Las 24 horas del día hay algo que hacer. También como cualquier ciudad grande, el tráfico abunda y trayectos que normalmente se recorrerían en 20 minutos, en horas pico, pueden tomar hasta hora y media. Aun así, toda esta modernidad es contrastada con estructuras arquitectónicas ancestrales, grandes palacios y templos únicos, rodeados de jardines verdes y abundantes pensados para armonizar con la naturaleza.

 

Esta armonía, va más allá de su arquitectura y también se ve reflejada en su gastronomía. La comida en Corea está pensada estacionalmente y regionalmente, con ingredientes que varían según la estación, creando platillos principales, así como sus acompañamientos conocidos como “banchan”. Una mesa típica coreana se sirve toda al mismo tiempo y consiste de pequeños platos que pueden variar dependiendo del tipo de comida. A su vez estos ingredientes son transformados para su almacenamiento a través de comidas fermentadas, de nombre “kimchi”, que van más allá de la col e incluyen todo tipo de verduras.

 

Dada su proximidad con el mar, también cuentan con una amplia gama de productos marinos, que son conservados con sal. Cuando uno viaja por los pueblitos, es impresionante ver como todavía hoy casi todas las casas cuentan con grandes ollas de barro que son utilizadas para transformar y conservar sus alimentos.

 

Además, la comida no estaría completa sin arroz o algún tipo de fideo. Sentarse en una mesa típica coreana es una verdadera delicia, ya que no sólo es rica, sino que estéticamente también es hermosa. En esta gastronomía, no sólo es importante la variedad del sabor, sino también el aspecto de la comida y su color.

 

Hay dos nociones importantes en la comida coreana. La primera, conocida como la doctrina de los cinco elementos naturales positivos y negativos.

 

El Yin-qi y Yang-qi fueron creados para convertirse en el cielo y la tierra, y después estos dos qis crearon los cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua. Según la teoría, el blanco, amarillo y rojo tienen el Yang-qi, mientras el azul y negro tienen Yin-qi.

 

Los cinco elementos son representados por cinco colores y cinco direcciones, que incluyen los cuatro puntos cardinales y el centro. El amarillo corresponde al centro, el azul al este, el blanco al oeste, el rojo al sur y el negro al norte.

 

Así, en la comida puede incluirse a todo el universo reflejado en la inclusión de estos colores y además muchas veces ciertos platillos están pensados para lograr el balance de los mismos.

 

La segunda teoría se basa en la idea de que la comida y la medicina vienen del mismo origen. Por lo mismo, los coreanos siempre creen en el poder de los ingredientes y platillos para mantenerse sanos, por lo que es más común basar el concepto de salud en una dieta variada enfocada en alimentos que ayudan a ciertas partes del organismo, que recurrir a la medicina moderna.

 

Es impresionante como dentro de toda esta filosofía, el viajero aventurero que esté dispuesto a probar, tendrá frente a sí una amplia gama de sabores y preparaciones para descubrir.

 

Esta comida, en la que vemos ingredientes conocidos como salsa de soya, pasta de frijol, pasta de chile, ajo, jengibre, mostaza, canela, ajonjolí, azúcar, vinagre y preparaciones fermentadas, ofrece nuevos sabores para el paladar que además son balanceadas y elegantes.

 

Confieso que los restaurantes coreanos a los que he ido en Estados Unidos y México le hacen poca justicia a esta gastronomía tan llena de sabor y fineza. Sin duda, el visitar Corea fue una experiencia memorable, llena de sabor.

 

Espero que tengas un maravilloso día y recuerda, ¡Hay que buscar el sabor de la vida!

 

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Tips útiles

 

1)    Actualmente no existen vuelos directos a Corea, por lo que será necesario hacer por lo menos una conexión en alguna ciudad como Los Ángeles, Tokio o algún aeropuerto en China.

2)    Los mexicanos no requieren visa para entrar al país.

3)    Para planear un viaje, es muy recomendable visitar la página http://www.visitkorea.or.kr, en donde uno puede bajar un App gratuito para IPhone y Android que servirá como guía durante la estancia.

4)    Para moverse dentro del país cuentan con una amplia red de trenes. Los boletos pueden comprarse en http://www.korail.com

5)    La moneda en curso es el won y actualmente mil wons equivalen a 11.55 pesos.