Las autodefensas en México son una de las amenazas más serias para el Estado y es importante que éstas se puedan desarticular lo antes posible. Su creación obedece a la falta de cobertura de las fuerzas de seguridad en el país, la cooptación del crimen organizado a las policías municipales y la impunidad en los delitos de fuero común. Para poder desarticularlas es necesario atender cada una de estas causas ya que estos grupos retan al Estado al quitarle el monopolio de la fuerza.

El gobierno federal tiene que recuperar de manera urgente el control de las zonas donde operan las autodefensas, pero debe estar acompañado por las autoridades estatales que, a su vez, tienen la obligación de atender las demandas de servicios sociales. La demanda más importante es por falta de infraestructura y servicios básicos como agua, drenaje y electricidad, así como la carencia de carreteras y pavimentación. La inversión en estos servicios creará empleos locales y esto es de suma importancia si se quiere desarticular a los grupos de autodefensa a largo plazo.

 

Otro elemento importante es el proyecto de la gendarmería, pero de manera simultánea se tiene que crear una fuerza de aproximación social para erradicar los delitos del fuero común, ya que éstos no pueden ser resueltos si no existe una participación de la sociedad y una denuncia de por medio. Hoy, la desconfianza de la ciudadanía ha impedido que las fuerzas públicas y la sociedad estén del mismo lado y este fenómeno es el origen de las autodefensas, así como el de las narcopolicías.

 

En una primera instancia, el pacto económico del crimen organizado con las policías municipales inhibió y volvió inútil la participación de la ciudadanía en cualquier solución. Esto sólo creó incentivos para que grupos o cárteles de droga antagónicos, que necesitaban entrar en estos territorios, formaran alianzas con la sociedad y crearan las llamadas autodefensas para eliminar a la policía municipal y a los carteles rivales.

 

En estos últimos 12 años hemos visto que el Estado ha fracasado en poder generar una estrategia para sumar a la sociedad y desarticular al crimen organizado. Por su parte, los cárteles de la droga y las organizaciones criminales han tenido más éxito para crear coberturas sociales, apoyar movimientos culturales, participar en la economía, incursionar en la política y ahora crean grupos paramilitares cuyo fin es asegurar que el territorio que ellos controlen esté fuera del alcance de la ley.

 

Por esta razón la solución debe ser integral y no se obtiene enviando fuerza pública nada más. El armamento que tienen las autodefensas y los miembros de los cárteles es cada vez más sofisticado y esto obedece a la falta de control que existe en las aduanas. Los ingresos con los que se están financiando las autodefensas provienen de la custodia de plantíos de mariguana y heroína. Este será un año más en donde no exista una política integral de erradicación de plantíos, donde México es el único país que no reporta este número derivado de planes de trabajo sino sobre estimaciones. La desatención a estas comunidades, por parte de los gobiernos estatales, le permitió la entrada al crimen organizado y la nula política social del gobierno de Felipe Calderón creó las condiciones para que grupos que actúan al margen de la Ley reten de manera abierta al Estado mexicano. Colombia ya enfrentó esta amenaza y nosotros tenemos mucho que aprender de ellos.