El agua radiactiva subterránea bajo la central japonesa de Fukushima ha sobrepasado el muro de contención ideado en el subsuelo, informó hoy la operadora de la planta, lo que supone un revés en su lucha por evitar la filtración al mar.

 

En su esfuerzo por contener las cerca de 300 toneladas de agua radiactiva que, según el Gobierno nipón, la planta vierte a diario al mar desde el subsuelo, la primera medida de protección acometida por el operador de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), parece no haber resultado efectiva.

 

Tras cerca de un mes de pruebas y trabajos, los técnicos de TEPCO culminaron el pasado viernes la construcción de un muro aislante subterráneo, resultado de inyectar agentes químicos en el suelo, que situaron justo en el terreno entre los maltrechos reactores y el mar.

 

Una problema técnico en esta medida de contención, llamada a proteger hasta 100 metros del litoral frente a la planta y cuya profundidad es de 16 metros, ha provocado que el agua, que se incrementa a diario, haya rebasado su capacidad tan sólo dos días después.

 

TEPCO ha confirmado que el agua rebasa en cerca de 60 centímetros la altura del muro aislante del subsuelo, tras comprobar su nivel a través de uno de los pozos de observación desde los que habitualmente recoge las muestras de este líquido altamente contaminado con estroncio y tritio.

 

En concreto, el problema son los 1,8 metros que separan la superficie del terreno y el inicio del muro subterráneo, una zona inestable donde es técnicamente muy complicado endurecer la tierra para evitar las filtraciones al mar, detalló hoy la cadena nipona NHK.

 

Además, debido al efecto de la temporada de lluvias, el nivel del agua subterránea bajo la planta se ha incrementado notablemente desde que comenzaron a principios de julio las labores de construcción de este muro aislante.

 

Como medida añadida, TEPCO inició el viernes un mecanismo de bombeo a través de uno de los pozos de observación de este agua del subsuelo, que según los expertos se filtra desde las montañas colindantes a los sótanos de los reactores a un ritmo diario de 400 toneladas.

 

A la espera de conocer los efectos de esta medida, los técnicos de Fukushima ya valoran otras soluciones alternativas, entre ellas la de verter agua al mar con índices de contaminación inferiores a los marcados por los límites de seguridad.