El MoMA de Nueva York presentó hoy su recorrido por el arte estadounidense entre 1915 y 1950, que con las firmas de Edward Hopper, Charles Burchfield o Georgia O’Keeffe, ayudó a crear la identidad artística de una nación en pleno proceso de encaramarse a la hegemonía económica mundial.

 

“American Modern. Hopper to O’Keefe” es el título de la muestra que del 17 de agosto de 2013 al 26 de enero de 2014 estará en el Museo de Arte Moderno (MoMA) y que recorre la reacción artística a un período marcado por dos Guerras Mundiales y la Gran Depresión a través de 120 obras.

 

“Era el momento de definir algo nuevo, emocionante y profundamente estadounidense. Una preocupación muy importante que afectaba a artistas, comisarios de arte y al público”, aseguró Esther Adler, quien junto a Kathy Curry ha sido la encargada de crear este recorrido por la nostalgia rural, la efervescencia industrial y los flujos migratorios que cosieron la nueva sociedad en Estados Unidos.

 

La exposición tiene como eje a cinco artistas: Edward Hopper, Charles Burchfield, Stuart Davis, Chalres Sheeler y Georgia O’Keeffe. “Cada uno de ellos tiene su propia respuesta a cada a todas estas cuestiones. Respuestas muy diferentes que dialogan entre sí”, añadió Adler.

 

Las bisagras de la modernidad chirriando, la ruralidad sucumbiendo a la explosión urbana, lo industrial dominando el paisaje, la intimidad y la multitud son conceptos que toman la reflexión artística de la época. Y, tal como apuntó el director adjunto del comisariado del MoMA, Peter Reed, “el conjunto no es especialmente optimista”.

 

Frente al avance tecnológico, la soledad del individuo firmada por Edward Hopper en grabados, acuarelas y óleos, incluyendo “Casa junto a la vía del tren”, de 1925, que da la bienvenida a la exposición y fue el primer cuadro adquirido por el MoMA, cuyas puertas se abrieron el 7 de noviembre de 1929.

 

Según Reed, este hecho, así como la propia exposición (formada casi en su totalidad por obras pertenecientes al museo), desmiente la eterna acusación de que el MoMA da la espalda al arte estadounidense para centrarse en el arte europeo, del que posee obras maestra de la pintura como “Noche estrellada”, de Van Gogh, o “Las señoritas de Aviñón”, de Picasso.