“Fue un paso más en la labor que hemos desarrollado en el campo de la comunicación. Se trata de una fórmula interactiva donde los internautas participaron en las decisiones de la bodega e hicieron a su gusto el primer vino online de la historia, desde la elección de la uva, hasta su tiempo en barrica y botella. Más de 200 usuarios tuvieron injerencia en la definición del 2.0, en el que además de Tempranillo de dos viñas distintas se utilizaron porcentajes de Graciano y Garnacha”, explica Raquel Pérez Cuevas, directora comercial de la bodega riojana Ontañón en su reciente visita a México.

El vino, de producción limitada, fue presentado el pasado 17 de mayo, en el marco del Día Mundial de Internet. El objetivo, dice Pérez Cuevas, fue profundizar en la relación que la bodega mantiene con Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías para desarrollar el primer vino on-line de la historia.

Sala-de-Barricas

Apunta que ha sido un vino hecho a la medida, manejando variables idénticas a las que tienen los enólogos de la bodega, comenzando con la elección de variedades, los viñedos y la participación en la vendimia, incluyendo la recolección de racimos. Los participantes han podido conocer por esta vía los parámetros de calidad con los que se trabaja en las distintas variedades de uva, e incluso seguir la fermentación a través de la red. De igual modo decidieron el tipo de barrica y su tostado; e incluso la imagen y la etiqueta del vino.

“Participaron consumidores de Alemania, Brasil, Bélgica y el Reino Unido, además de España, desde luego. Todo se desarrolló a manera de juego. Entraban a nuestra página y tenían la opción de elegir las variedades de uvas, el tipo de suelo, los procesos de producción y añejamiento.

“Lo más divertido ocurrió cuando muchos de esos participantes asistieron a los viñedos en Quel, para la vendimia. Fue una experiencia increíble ver a las familias; a los niños recolectando las uvas y conociendo más sobre los procesos. El mayor valor de este vino está en ese gran trasfondo humano que hay detrás de su producción”, dice Conrado Herrero Fernández, director de marca.

Por si quedara duda del empeño en la labor cibernética, la bodega fue distinguida además con el reconocimiento a la “Mejor página web”, entre los productores de la emblemática Denominación de Origen Calificada (DOCa).

Otra variante de la comunicación a través de la red es la llamada “botella viajera”. A lo largo de sus viajes, los representantes de Ontañón toman fotografías de una botella en algún exterior de las ciudades que visitan. El reto de los numerosos seguidores en Facebook es adivinar el destino donde fue hecha la imagen.

 

MUCHO MÁS QUE FÓRMULAS

Pero Ontañón es mucho más que un juego. La empresa dirigida por Gabriel Pérez Marzo es más que un fenómeno mediático y sus vinos dan cuenta de ello. Su Crianza 2007 fue distinguido en la Guía Peñín 2011 como el número uno entre mil 200 vinos de ese segmento procedentes de La Rioja; por otro lado, el Crianza 2006 fungió como imagen oficial en 2009 de la campaña de promoción del Consejo Regulador de esa demarcación vinícola.

El viñedo es uno de los pilares fundamentales de esta bodega fundada hace poco más de un cuarto de siglo que conserva un estilo familiar y artesanal. Actualmente se cultivan 250 hectáreas de viñedo en propiedad.

“Quel, situado en La Rioja Baja, es una tierra de marcada mineralidad, distinguida por sus suelos arcilloso-calcáreos y la presencia del río Cidacos, determinante en la agricultura de toda la región. Ahí empieza la historia de Ontañón, que ahora se extiende a otros puntos, incluyendo la DO Ribera del Duero.

“Como familia involucrada ancestralmente en los cultivos anuales, hay una firme creencia en el terruño. No se buscan fórmulas, se trata más bien de adaptarse a las variedades, al ciclo de maduración de la uva y a las técnicas específicas de producción. Son elementos que se combinan en cada ciclo con la idea de conseguir la máxima calidad y la mayor expresividad en cada tipo de vino”, advierte Herrero Fernández.

Agrega que a la par del arraigo y la tradición de los productores riojanos, ha existido también interés por desarrollar técnicas que sistematicen las fórmulas de calidad que han dado reconocimiento internacional.

“Hay un diálogo continuo, una búsqueda que puede tomar varios años y que involucra diversas disciplinas. Rubén Pérez, enólogo de la bodega, trabaja siempre con amigos de las universidades en el desarrollo de implementos que garanticen continuidad. Pensemos por ejemplo, en una máquina que emule el pisado de la uvas, siempre en las mejores condiciones”, añade.

ENLACES CULTURALES

“Pasión por la viña, pasión por el vino, pasión por el arte” es la frase distintiva de la empresa y, en ese sentido, la trilogía ha avanzado en un mismo sentido. La exaltación de la cultura clásica greco-latina en su concepto de marca, la promoción de La Rioja como destino enoturístico, aún antes de que esto se convirtiera en una moda; así como la conformación de un importante acervo artístico y la difusión de actividades culturales en sus instalaciones, forma parte de la fisonomía de Ontañón.

Inmuebles emblemáticos hablan de su historia y su quehacer. En Quel resalta la pequeña bodega, tipo ermita, que habla de las ilustres raíces de la región. A fines de los 90, se inauguró la Bodega-Museo en Logroño, con una colección privada de esculturas, pinturas y vidrieras del artista Miguel Ángel Sainz. En ella, además, se realiza la crianza de los vinos. Otra bodega de diseño vanguardista, en la localidad de Aldeanueva de Ebro, es sede de elaboración de vinos, justamente en las inmediaciones de los viñedos.

En 2006 Ontañón extendió su dominio a la DO Ribera del Duero, abriendo una bodega en Fuentecén, Burgos. Ahí se producen Teón Roble y Teón Crianza, elaborados con la variedad Tinta del País. Por otro lado, y a partir de la variedad Moscatel de Grano Menudo, elaboran blancos bajo la indicación Vinos de la Tierra Valles de Sadacia.

“Todas nuestras sedes tienen en común su diseño interior que mezcla el proceso del vino con obras artísticas referidas a la mitología y a cultura vinícola a lo largo de la historia. La gente nos reconoce por esta premisa. Muchos de los recorridos implican no sólo la apreciación de nuestros vinos, sino también del patrimonio cultural que albergamos. Por otro lado, tenemos conciertos de música clásica, presentaciones de libros y jueves de flamenco en el museo, entre otras actividades que ya forman parte de nuestra dinámica y nuestra identidad”, subraya Herrero.