La tasa de fecundidad entre adolescentes pone en entredicho las proyecciones demográficas que apuntaban hacia un menor ritmo de crecimiento poblacional. En la actualidad, de los poco más de dos millones de nacimientos que se registran cada año 20% ocurre entre menores de 19 años.

 

Un análisis por entidad muestra que Chiapas se ubica como la entidad con mayor tasa de fecundidad entre niñas de 15 a 17 años, con 79.8 por cada mil, lo que se traduce en que más de 13 mil jóvenes en este rango de edad son madres.

 

A esa entidad le siguen Guerrero y Chihuahua, con tasas de 77.6 y 71.2 niñas por cada mil de este rango de edad que se convierten en madres, cuando la media nacional es de 56.1.

 

En el rango que comprende de los 10 a los 14 años, Guerrero tiene la tasa más alta con 46 por cada mil. Esto significa que más de nueve mil niñas tienen al menos un hijo. En este caso Chiapas y Chihuahua ocupan el segundo y tercer lugar, con tasas de 4.2 y 2.9, respectivamente, por cada mil niñas, superando la media nacional que es de 2.2.

 

La fecundidad entre niñas y adolescentes es un problema de salud que se ha incrementado en los últimos años: 20% del total de embarazos que se registran en el país son de menores a 19 años, alertó Jesús Zimbrón, director general adjunto del Consejo Nacional de Población (Conapo).

 

Señaló que sólo en 2011, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) registró 474 mil madres menores de 19 años en la República.

 

“En el país existen muchos pendientes en materia de fecundidad entre adolescentes, principalmente normar el derecho a la salud sexual y reproductiva de las jóvenes, asegurar el suministro de materiales destinados a la salud reproductiva y considerar los métodos anticonceptivos como estratégicos en las acciones contra esta situación”, comentó el funcionario en el marco del Día Mundial de la Población que se conmemora este jueves.

 

Alfonso Sandoval Arriaga, representante en México del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) refirió que las altas tasas de fecundidad entre adolescentes y niñas es una tendencia mundial, ya que internacionalmente superan 20%, considerando que hay un subregistro de embarazos tempranos que se desconocen porque las jóvenes lo ocultan o interrumpen.

 

De igual modo, señaló que los embarazos entre niñas y adolescentes tienen cada vez más incidencia con hechos lamentables como los matrimonios forzados de menores y la violación a derechos humanos que estas niñas viven a diario, lo que incrementa el ciclo de marginación, violencia y pobreza en el que viven muchas de ellas.

 

Advirtió que en 12 años en el planeta habrá ocho mil millones de habitantes, de acuerdo con estimaciones de la ONU, y que esta cifra se alcanzará de manera rápida en gran medida por los embarazos entre niñas y adolescentes, ya que entre más temprana sea la edad de concepción de una mujer son más propensas a tener más hijos.

 

“Esto significará un reto en cuestión de abasto de alimentos y recursos, así como incremento de la pobreza, ya que por lo regular las mayores tasas de fecundidad temprana se dan en países en vías de desarrollo y en comunidades rurales”, concluyó.
EDUCACIÓN, LA CLAVE

 

Para Claudio Stern, sociólogo del Colegio de México, la educación es una de las principales herramientas para prevenir el embarazo entre las niñas y adolescentes mexicanas, ya que mientras más instruida esté una joven serán mayores sus expectativas de vida.

 

“Si una niña no tiene más perspectivas que la de procrear y tener una familia seguramente tendrá un embarazo temprano, sin embargo, si se le da la oportunidad de ir a la escuela buscará terminar una carrera, desarrollarse profesionalmente y viajar, aspiraciones que retrasaran un embarazo. Además, también se les debe educar en la sexualidad, para que sepan cuidarse sin temor ni vergüenza”, comentó.

 

Prueba de ello, dijo, es que pese a que en el sector rural hay seis veces más embarazos que entre las clases media y alta, la introducción de programas sociales que impulsan la educación en las zonas pobres del país ha llevado a que las tasas de fecundidad disminuyan. Caso contrario ha sucedido entre las jóvenes de clase media, donde una mayor liberación sexual combinada con poca educación en la materia lleva a que se incrementen los embarazos adolescentes.

 

Stern agregó que en el país existe una serie de obstáculos que impiden la prevención de los embarazos a temprana edad, principalmente la poca orientación y la falta de coordinación entre los sistemas educativo y de salud para brindar orientación en derechos sexuales y reproductivos a la población juvenil.

 

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