Es bien sabido que las ventas publicitarias en medios impresos –sean periódicos o revistas- ceden crecientemente su lugar a las ventas publicitarias en medios digitales e incluso en la televisión de paga.

 

La razón es elemental: El abrumador crecimiento de nuevos usuarios de contenidos a través de Internet que se duplicó en los últimos cinco años y que para 2012 ya había superado los 45 millones de internautas en México.

 

Pero además, estos internautas son importantes consumidores de contenidos en Internet y voraces usuarios de las redes sociales. En promedio permanecen conectados a Internet durante cinco horas diarias, según los datos publicados por la Asociación Mexicana de Internet.

 

Esta realidad que implica un cambio de paradigma en los formatos y accesos a los contenidos, ya se traduce desde hace tiempo en los resultados operativos de las grandes empresas de comunicación. Por eso no llama la atención los cambios paulatinos que se advierten en la participación de ventas por segmento de negocio en el Grupo Televisa, el mayor consorcio de de comunicación del país.

 

En el reporte financiero al segundo trimestre del año que dio a conocer ayer al mercado de valores Televisa muestra cómo despuntan principalmente sus negocios de televisión satelital y por cable (las ventas de Sky crecieron 12.8% anual, y las de cable y telecomunicaciones tuvieron un crecimiento de 8.2%), mientras que las ventas de su negocio de revistas (Editorial Televisa) cayó 9.7%. Es significativa la pérdida de participación del negocio de revistas en las ventas totales del grupo, que pasó del 5.4% al 4.6% en los últimos doce meses.

 

La explicación que da la empresa a los inversionistas es que esta caída “se debió principalmente a (una) menor circulación y ventas de publicidad en México y el extranjero y al efecto negativo en (la) conversión de las ventas denominadas en moneda extranjera”. La disminución en utilidades en la división de revistas –explica Televisa- “refleja menores ventas y mayores gastos de mercadotecnia”. Una tendencia que se viene dando con las publicaciones impresas prácticamente en todo el mundo.

 

Y no estamos hablando de cualquier grupo editorial. Televisa es la mayor empresa de producción y distribución de revistas en el mundo de habla hispana con 129 millones de ejemplares de circulación en 2012 a través de 186 títulos con una distribución en 20 países, incluyendo Estados Unidos; según se lee en su reporte anual de 2012.

 

Así que –más allá de la calidad de la gestión de Editorial Televisa que puede ser cuestionada y de los vaivenes cambiarios que implican en algunas ocasiones pérdidas por operaciones en el exterior- el hecho es que existe una tendencia inercial de mediano plazo a un deterioro en las ventas por los productos impresos, que parece irreversible. Y así se entiende cuando Televisa explica la caída en sus ganancias por “mayores gastos en mercadotecnia”, en un negocio que le representa alrededor de 260 millones de dólares en ventas anuales y que muy probablemente se achicará en los próximos años. Pero es también el caso de las grandes casas productoras de revistas y diarios en Estados Unidos, a pesar de sus tradicionales cabeceras.

 

No es cuestión de adivinar el fin de los impresos, porque tal fin no existirá. Los diarios y especialmente las revistas sobrevivirán al cambio de paradigma en el consumo de los contenidos, con un enfoque particular para segmentos de mercados especializados y bien definidos. Pero no cabe duda que estamos viviendo un profundo cambio estructural y generacional en este negocio de los contenidos, alentado por el avance de las tecnologías y por la nueva alfabetización de la población.

 

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