La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo hoy que está dispuesta a recibir a líderes de los movimientos que convocaron las protestas que han sacudido al país en los últimos días y reiteró su “enérgica condena” a la violencia ocurrida en algunas de esas manifestaciones.

 

“Voy a recibir a los líderes de las manifestaciones pacíficas, de sindicatos y asociaciones populares” pues “precisamos de todas sus contribuciones, reflexiones y experiencias”, declaró Rousseff en un mensaje en cadena nacional.

 

Después de que este jueves las protestas alcanzaron su mayor grado de efervescencia, con cerca de 1.2 millones manifestándose en un centenar de ciudades del país, Rousseff afirmó el carácter “democrático” de las movilizaciones, que “prueban el deseo de la juventud de hacer avanzar a Brasil”.

 

Del mismo modo que pretende recibir a líderes de las protestas “pacíficas”, dijo que se reunirá con las autoridades del Parlamento, del Poder Judicial, con gobernadores y alcaldes, a fin de elaborar un “plan nacional de movilidad urbana”, puesto que las protestas se originaron inicialmente por el alza del precio del transporte público.

 

Sobre el área de salud, insistió en que su gobierno se apresta a “traer de inmediato a millares de médicos del exterior para ampliar la atención”, un objetivo que es rechazado por los colegios profesionales del país.

 

Según la mandataria, “las manifestaciones trajeron importantes lecciones”, lograron anular el polémico aumento de los precios del transporte público y deben ser “aprovechadas” para “promover más cambios en favor de la sociedad”.

 

Rousseff afirmó que es “la presidenta de todos, los que se manifiestan y los que no”, indicó que el “mensaje de cambio” que “viene de las calles es directo” y reiteró que debe ser escuchado, así como había dicho el pasado martes, cuando se refirió por vez primera a las movilizaciones.

 

Asimismo, subrayó una propuesta que ha enviado al Congreso en la que plantea que el 100 por ciento de las regalías que generen las riquezas petroleras atesoradas en aguas profundas del Atlántico sean destinadas a la educación, uno de los sectores en el que los manifestantes exigen mejoras inmediatas.

 

Según la mandataria, “si se aprovecha bien el impulso de esta energía” que transmiten las manifestaciones podrán “hacer mucho de lo que Brasil aún no ha hecho por problemas económicos o políticos”.

 

La presidenta se refirió al rechazo que los manifestantes han expresado por la política tradicional y aunque admitió que las formaciones partidarias y la política en general necesitan ser “oxigenadas”, a su juicio no pueden dejar de existir.

 

“Ningún país puede prescindir de partidos ni del voto popular”, afirmó Rousseff, quien volvió a pronunciarse en favor de una reforma política que “permita a los ciudadanos fiscalizar mejor a todos sus gobernantes”.

 

También se refirió a la Copa Confederaciones, ensayo previo al Mundial de fútbol y que se celebra actualmente en Brasil, la cual ha sido blanco de las protestas por el elevado gasto público en un evento organizado por la FIFA.

 

Explicó que el dinero aportado por el Gobierno sólo supone una “financiación” para las empresas que construyeron los estadios y que será devuelto.

 

“Jamás permitiría que esos recursos salieran de las arcas del Gobierno”, garantizó la presidenta, quien recordó que Brasil es el único país que ha ganado cinco mundiales y ha estado representado en todos los disputados hasta ahora.

 

“Brasil siempre fue muy bien recibido en todas partes. Debemos ahora darle a los pueblos hermanos la misma recepción, con respeto, cariño y alegría”, apuntó Rousseff, quien reiteró su convicción de que, el año próximo, el país “hará un gran Mundial”.