“Tienes cabeza de chorlito”. Esta añeja frase significa que alguien tiene cerebro de pájaro, es decir, pequeño, y que por lo tanto carece de inteligencia. Desde hace tiempo,
able. Pero, intrigados por la capacidad de habla del perico, varios científicos han cuestionado su veracidad.

PERICO_De 1977 a 2007, la doctora Irene Pepperberg estudió a un perico africano llamado Alex para

explorar la misma incógnita que perturbó a los filósofos de la Ilustración: ¿Existe una relación entre la capacidad de habla del perico y su capacidad de razón?

Pepperberg nos recuerda que desde hace más de trescientos años el perico es protagonista de famosos debates sobre la inteligencia animal. Obras literarias desde Robinson Crusoe (1719) de Daniel Defoe hasta El perico de Flaubert (1984) de Julian Barnes nos indican que también lo es de la literatura universal. Ciencia y literatura comprueban que ocupa un lugar especial en el corazón humano.

En la narrativa de viajes de Defoe, Robinson Crusoe naufraga en el Caribe por veintiocho años. Fuera de Viernes, su famoso amigo y esclavo, su único otro interlocutor es un perico llamado Poll. Crusoe se dedica a enseñarle frases en inglés y cuenta como Poll “solía posarse sobre mi dedo, acercar su pico a mi cara y repetir: ‘Pobre Robinson Crusoe ¿Dóndo estás? ¿Dónde has estado? ¿Cómo llegaste aquí?’” Cuando un día Crusoe cae rendido en la playa tras pasar la mañana remando, se manifiesta el lazo afectivo que han forjado el marinero y el perico. Mientras Crusoe yace inmóvil, Poll lo llama: “Robinson Crusoe, Robinson Crusoe”. Primero Crusoe piensa que es la voz de otro humano y se horroriza. Su reacción es propia de un hombre vulnerable ante una tierra extraña. Pero entonces, extiende su mano, el ave se posa en su pulgar, y lo consuela con las palabras que él mismo le enseñó: “Pobre Robinson Crusoe, ¿Cómo llegaste aquí? ¿Dónde has estado?” Crusoe encuentra en Poll la clase de aliento que solemos encontrar en un amigo o un hijo. Así, Defoe nos enseña que a pesar de nuestras diferencias, los humanos y animales compartimos una clase de camaradería interespecie. Y gracias al trabajo de Pepperberg, hoy tenemos evidencia de que la capacidad de habla de Poll, aunque parte de una obra literaria, no es puro cuento.

Pepperberg descubrió que los pericos son capaces de desarrollar la inteligencia de un niño de seis años. Entre otras maravillas, Alex inventó la palabra “banerry,” un compuesto de las palabras “plátano” y “cereza” (banana y cherry) para describir el sabor y la forma de una manzana. Es decir, demostró que más allá de imitar la voz humana, los pericos son capaces de crear palabras basadas en conceptos conocidos, como hacemos los humanos para dar forma a nuevas ideas.

Poll y Alex nos invitan a considerar que, lejos de un insulto, “cabeza de chorlito” puede ser un gran cumplido.