Esta vez no podemos remitirnos a viejos tópicos: ni derrota honrosa, ni caída con personalidad, ni aquello de con la cara al sol…. Esta vez, perdimos porque para más que eso no jugamos y resultado distinto no merecimos.

 

México vencido por Italia en su debut en la Copa Confederaciones y lo raro, dada la forma en que se desenvolvió el partido, fue que resistiera hasta el minuto 78 con empate a uno.

 

Un auténtico apedreo de rancho al que fue sometido el arco que defiende Jesús Corona. Ante la constante llegada italiana, nuestra línea baja contribuía concediendo infinidad de balones en todo tipo de zonas y propiciando todo tipo de peligros. Si a eso añadimos el gran plantel que tienen los azules, con el genio de Pirlo, y el bien-hacer de Montolivo, y la garra de De Rossi, y la potencia de Balotelli, entonces a un trabuco que demandaba nuestro mejor día opusimos poco.

 

Al escaso aplomo mostrado en esta ocasión, deben añadirse males padecidos ya contra rivales de otro nivel en la eliminatoria mundialista: austeros en llegada, en creación, en traslado, en definición. Pero además, tanto en la portería como en casi cada posición, el equipo lució nervioso, superado por las circunstancias, incapaz de hacer partido a los azzurri.

 

No es el fin del mundo ni muchísimo menos, pero sí una confirmación de que esto no anda bien. Solemos decir y pensar que contra equipos grandes nos desempeñamos mejor, que si los de enfrente no juegan a impedir que juguemos, estamos más cómodos. Hoy no se hicieron votos para creer en tal afirmación.

 

Crece la desconfianza hacia un proyecto futbolístico que tuvo un 2012 histórico, porque el oro conquistado en Londres también pertenece a ellos, a esta administración, a este cuerpo técnico, a muchos de estos elementos. Pero en el 2013 todo ha ido trompicado.

 

Es la primera derrota de Chepo de la Torre como seleccionador en cotejo oficial y duele mucho. Ni antes eran los mejores ni hoy son los peores, pero el crédito en el futbol vive sometido a las ansias y aquí parece ir agotándose.

 

Este miércoles en Fortaleza, México está obligado a sumar contra el anfitrión Brasil. De lo contrario, la experiencia de Confederaciones habrá sido breve  y habrá aportado poco a los miles de mexicanos que han venido hasta Río de Janeiro, porque este domingo hubo más de 7 mil connacionales en Maracaná.

 

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