Humberto Benítez Treviño, ex procurador Federal del Consumidor, no sólo mintió públicamente al afirmar que él nunca supo del operativo de inspectores de la Profeco contra el restaurante “Máximo Bistro” y que no tuvo nada que ver con tal acción motivada por un berrinche de su hija; el funcionario cesado hace un mes de su cargo no sólo estuvo enterado en todo momento de la inspección, sino que fue él directamente quien dio la orden de enviar verificadores de la procuraduría al lugar, tras recibir una llamada telefónica de su hija Andrea Benítez, en la que ésta se quejaba del maltrato que decía haber recibido y le pedía que hiciera algo contra el restaurante.

 

Lo anterior se desprende de las declaraciones que varios de los funcionarios suspendidos por el escándalo que desató el llamado caso de Lady Profeco realizaron a la Secretaría de la Función Pública en el procedimiento administrativo que se les abrió cuando el mismo procurador negó su responsabilidad y culpó a varios subalternos de haber realizado el operativo por su cuenta.

 

Las declaraciones, junto con testimonios de involucrados en el caso, confirman que Benítez Treviño, desde el hospital donde convalecía de un problema de salud, luego de recibir la llamada de su hija, llamó a su entonces secretario particular, Fernando Díaz Juárez, y pidió la intervención de los inspectores de Profeco para aplicar una sanción inmediata al restaurante donde hicieron esperar a su pequeña, a quien le habían asignado una mesa que no le gustó.

 

Cuando estalló el escándalo, tres días después de los hechos y el tema se volvió mediático y de redes sociales, el titular de la Profeco, lejos de asumir su responsabilidad salió públicamente a decir que “nunca estuve enterado de ese operativo”. Ese mismo día el funcionario pidió disculpas “como padre de familia” y ofreció una investigación interna para deslindar responsabilidades, al tiempo que obligó a su hija, Andy Benítez, a disculparse en su cuenta de Twitter el 28 de abril pasado.

 

Una semana después, el 9 de mayo, ante el crecimiento del escándalo, la Secretaría de la Función Pública validó las mentiras de Benítez Treviño y lo exoneró de cualquier responsabilidad, según una supuesta investigación, al tiempo que ordenó la “suspensión” de cuatro funcionarios de Profeco: el subprocurador de Verificación, los directores General de Verificación y Vigilancia, y de Procedimientos y Sanciones, y el jefe de departamento de Verificación de Normas Oficiales Mexicanas, señalados como responsables.

 

Ese mismo día en que era exonerado, Humberto Benítez pronunció la frase que para muchos marcó su caída: “Nunca he pensado en renunciar”, dijo ante las preguntas de los periodistas.

 

Por esas mismas fechas, según confirman allegados al caso, Benítez Treviño recibió una llamada telefónica del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong. “El presidente está muy preocupado por cómo ha crecido el escándalo de su hija”, le soltó el titular de Bucareli en un claro mensaje político. Pero lejos de entender la indirecta, el procurador respondió despreocupado: “Dígale al presidente que no se preocupe, que esto va a bajar en unos días”.

 

Para cuando llegaron hasta Los Pinos las declaraciones vertidas por varios funcionarios de Profeco en la Función Pública, el 14 de mayo, con la versión de que el procurador supo en todo momento del operativo y él mismo lo ordenó, el hecho causó tal molestia en la casa presidencial que la orden del presidente Enrique Peña Nieto fue terminante y tomó por sorpresa a todos en el gabinete. El colaborador de sus confianzas, el político al que conoció y respetaba desde que ambos fueron diputados en el congreso local del Estado de México no sólo había mentido sino que había sacrificado a varios subalternos para salvar su cabeza.

 

Así terminó abruptamente el encargo de Humberto Benítez Treviño en el gabinete federal, que era utilizado, según la instrucción del presidente, “para mandar un mensaje a todos los funcionarios de su gobierno a conducirse con ética”. Y también así terminó la carrera política de quien tenía fama de ser un abogado impecable, ex titular de varias ex procuradurías de justicia y que hoy se debate en un estado de salud complicado.