El uso de la tecnología se ha integrado de tal manera en nuestra vida cotidiana que en muchas ocasiones ni cuenta nos damos cuando se produce de manera disruptiva.

 

 

McKinsey Global Institute acaba de presentar un estudio sobre las tecnologías más disruptivas y su impacto en la economía. Primero, aclarar este concepto de tecnología disruptiva que se refiere a las innovaciones que conducen a la desaparición de productos y/o servicios con el objetivo de buscar una progresiva consolidación en un mercado. Aunque en principio el término proviene del área de la economía, actualmente tiene mucha relevancia al plantear estrategias de desarrollo en los departamentos de I+D de muchas empresas.

 

Los últimos 20 años hemos vivido una historia de la disrupción: del teléfono fijo al celular, de los mapas de papel a los GPS, de las enciclopedias tradicionales a Wikipedia, de los libros a los ebooks, de los cd a los usb, de los VHS a los Blue Ray, de un almacenamiento físico de datos a la nube…

 

Las innovaciones tecnologías disruptivas son, en principio, de bajas prestaciones (lower-end) y van dirigidas a los consumidores menos exigentes y con un poder adquisitivo menor.

 

Estos usuarios, al ser menos rentables para las empresas de un determinado mercado, son ignorados en la innovación de nuevos productos más caros. Pero la tecnología disruptiva es mejorada progresivamente y va ocupando poco a poco los nichos a los que la tecnología establecida va renunciando, y en ocasiones consigue hacerse con la mayor cuota del mercado desplazando a la establecida, generando beneficios aún mayores que los productos destinados a los consumidores más exigentes.

 

Un ejemplo muy claro es el de la telefonía celular, donde la necesidad de comunicarse y estar disponible es muy alta, frente a las bajísimas prestaciones que esta tecnología presentaba en un principio (duración de baterías, tamaño, peso, etc.) y la baja infraestructura (cobertura). Pero, la facilidad de acceder a un teléfono celular causó la disrupción.

 

Algunas tecnologías recogidas en el informe de McKinsey Global Institute se vienen gestando desde hace años, otras son más sorprendentes. El informe señala que internet móvil es el líder de las tecnologías disruptivas, y con enorme distancia le sigue el cloud y el internet de las cosas.

 

Indica además que son varias las tecnologías innovadoras que no tendrán un gran impacto real sobre la economía, a pesar del revuelo o impacto mediático que causan, como por ejemplo, las energías renovables, que se encuentran en el último puesto.

 

No todas las tecnologías emergentes alterarán el paisaje social, pero algunos realmente tienen el potencial de alterar la forma de vivir y trabajar. Se estima que las aplicaciones de las 12 tecnologías analizadas en el informe pueden llegar a tener un impacto económico potencial para el año 2025.

 

El resultado de la entrada disruptiva de las tecnologías es también la brecha digital, ya que mientras millones de personas pueden estar conectadas a Facebook, hay otros miles de millones que no tienen acceso siquiera a la electricidad y menos a una computadora o teléfono celular.

 

Es obligado para las administraciones públicas el formar a sus ciudadanos y facilitar el acceso a las nuevas tecnologías, y especialmente a las disruptivas, con el fin de no crear un país de analfabetos tecnológicos.