A Rodrigo Fresán (Buenos Aires, 1963) sólo le interesa la soledad, “aunque llegar a la ciudad de México siempre es un placer, es una metrópoli a la que le hice un texto que no formaba parte de mis planes”, dice perfectamente sentado sobre un sillón de estilo victoriano de un hotel del centro de la capital mexicana. “ni siquiera he hecho eso con una ciudad como la que vivo, Barcelona”. Sobre la soledad añade: “Tal vez llegue a la literatura como una coartada porque me gusta estar solo”.

 

-¿La escritura le es suficiente como medio de expresión, no necesita de la fotografía, el cine u otra disciplina?

-No. No me interesa otra cosa que no sea escribir. Me he rehusado a propuestas de realizar adaptaciones de mis obras para el cine y la televisión. La práctica de la lectura y la escritura sin duda es es la última forma de la soledad que es respetada socialmente. cualquier otra soledad preocupa a los demás como si estarlo fuera algo raro. Quizá tal vez por eso llegue a la literatura: porque me gusta estar solo y la uso como coartada.

-¿Qué opina del discurso que pontifica la literatura que emerge de las redes sociales o los blogs?
-Tengo una visión por completo resignada, aunque no vencida, de las cosas: quien quiera escribir a la vieja usanza sin recurrir a las herramientas de difusión y edición que provén las redes sociales y los blogs, que lo hagan. Sin embargo, hasta el momento no ha aparecido la gran novela surgida en Facebook o Twitter. Sigo sin verlo. No tengo porque convencer a la gente de que leer es una actividad agradable, que no necesita el perfume tecnológico para resultar fantástico.

Su mirada es profunda, dura y oscura. La mezcla con su tono argentino-español.

-¿Tiene una aversión a los ebooks?
– No, pero yo disfruto la lectura que comienza desde el momento que me llaman de la librería para avisarme que llegó el texto que buscaba. Lo que pasa con el libro es que todo mundo cree que está hablando del libro del futuro cuando en realidad sólo se refiere al futuro del libro. La gente sucumbe al mundo del diseño bajando aplicaciones que nunca va a utilizar o le van a servir. El mercado está planteado de esta forma: que el próximo año la empresa te haga creer que no estas a la altura que necesitas actualizarte y comprarte la nueva versión del gadget, como un loop.

 

 

Toma una pausa de unos segundos. Su mirada se pierde en los enormes lentes que usa como si en los cristales estuvieran las palabras que busca para continuar. “Los libros y las buenas historias no tienen que someterse a la mercadotecnia incesante de las actualizaciones del mundo de ciberespacio y la tecnología como si fuera una guerra armamentista. “Ana Karenina” sigue siendo tan actual como desde que se publicó por primera vez, un clásico no responde a las modas del tiempo y el espacio. No tienes porque estarla actualizando o agregarle súperpoderes”.

 

Entre sus palabras ahora surge un comentario sobre el lector contemporáneo, el que lo mismo recurre a los impresos como a los que descargan los textos de internet. “Hay dos tipos de público: el que se sienta a ver al mago sólo para descubrir cómo hace el truco y también está el otro: el que llega, se sienta, se relaja y quiere ser sorprendido. Yo soy de éstos últimos. La gracia de escribir es moverte en la oscuridad luminosa de desconocer a dónde vas o a dónde llegas”.

 

En 2001 escribió la novela “Mantra”, un texto por encargo sobre la ciudad de México. Al respecto dice que su relación con la capital mexicana “viene desde hace muchos años: desde la época en que vivía en Buenos Aires cuando llegaban toda clase de películas de luchadores, mariachis, telenovelas, comics. Mi esposa y mi hijo son mexicanos, lo que hace que mi relación sea más íntima, estrecha.

 

Para concluir enfatiza que “ahora ya estoy llegando a la edad de la relectura. Es el momento en que vuelves a esos libros que leíste rápidamente y mal en tu juventud o no con todas tus facultades desarrolladas. Siempre regreso a John Cheever, Kurt Vonnegut y Marcel Proust; “si me dijeras que sólo tengo tres autores para arreglarme el resto de mis días optaría por estos tres escritores, con ellos tendría suficiente”.

 

Estuvo en la ciudad de México para participar en el coloquio Nuevas Escrituras, Nuevas Lecturas del Festival de México en el Centro.