Me pregunto si en algún momento, particularmente ahora que hay señales de que se podría dar bastante importancia a la inversión en ciencia y tecnología en México, podríamos pensar en la existencia de un Mexican Valley.

 

Durante estos días, tuve la oportunidad de visitar el Silicon Valley en California. Concretamente las localidades de Palo Alto y Mountain View, donde residen las oficinas de algunas de las más importantes empresas de tecnología del mundo: LinkedIn, Google, Facebook, y con presencia de otras, no nativas de aquí pero igualmente importantes como Microsoft, entre otras.

 

Cerca está también la Universidad de Stanford, casa de muchas de las mentes brillantes que dieron nacimiento a quienes a partir de tecnología han impactado la vida de millones de personas en todo el mundo, que tiene entre sus atractivos “turísticos” un centro de investigación con un acelerador de partículas.

 

Más allá de lo evidente, -los desarrollos tecnológicos que estas empresas presentan con cierta regularidad-, ¿qué aporta la existencia de un Silicon Valley?

 

He de confesar que quizá algunos paradigmas influyen en mi sensación, pero caminar por esta zona hace respirar un aire diferente. Originalidad (bicicletas decoradas del color de alguna de las empresas, por ejemplo), innovación, y sobre todo un entusiasmo desbordado son sólo algunos ingredientes de tan suculento aroma.

 

Hace algunos años, Guadalajara fue propuesta como la ciudad para crear un ambiente similar que con el paso de los años se perdió; uno de nuestros vecinos, Costa Rica, se propuso trabajar en la materia y logró construir, con bastante éxito, una zona dedicada al desarrollo de innovación que bien podría ser emulada en México.

 

Sea con esa idea, o la original, la californiana, me encantaría que México estructurara un proyecto para fomentar la educación y creación alrededor de nuevas tecnologías que pueda impactar favorablemente nuestra economía. Un Mexican Valley. El aire que se respira, para quienes valoramos la innovación en el valle del silicio, es realmente puro.