La administración del presidente Enrique Peña Nieto pretende sacar el tema del combate a los cárteles de la droga de la agenda de seguridad nacional y volverlo un tema de seguridad pública, que pueda enfrentar con la policía y su nueva gendarmería.

 

Así lo advierte un análisis de la agencia privada de inteligencia estadounidense Stratfor, difundido ayer y en el cual resalta que el gobierno de Peña, a diferencia del de Felipe Calderón, no quiere volver una prioridad al narcotráfico, sino incluirlo en una agenda en la que también se hable de reformas y desarrollo económico.

 

Esto implica cambiar la estrategia de la fuerza que hasta la administración pasada se tenía en las calles, lo mismo que los grandes despliegues de fuerzas militares y policiacas, y el discurso público, por golpes de precisión e inteligencia que permitan debilitar a grandes organizaciones criminales.

 

“De muchas formas en México se quiere seguir el camino de Colombia que nunca detuvo el tráfico de drogas pero fue capaz de derrotar a los poderosos cárteles de Medellín y de Cali , y reducir las células sobrantes en un tema de seguridad pública”, señala el Vicepresidente de Análisis de la agencia, Scott Stewart.

 

Bajo esa lógica, agrega Stewart, el gobierno de Peña está concibiendo una policía paramilitar denominada Gendarmería que permita reforzar la presencia territorial junto con la policía.

 

“Los soldados convencionales son incompatibles con la visión de seguridad pública que ahora se busca en México”, advierte.

 

El analista señala que es generalizado en el gabinete de Peña la desaprobación a la visión de Calderón de haber privilegiado la fuerza y el arresto o asesinato de los capos, pues consideraron que ello no resolvió la problemática de fondo y sólo erosionó el ambiente de seguridad.

 

“La teoría que tiene el actual gobierno (de Peña) es que al proveer seguridad, estabilidad y buena economía se debilitará a los cárteles”, indica Stewart.

 

Según Stratfor, el traslado de las políticas y acciones de combate a la delincuencia a la Secretaría de Gobernación es otra acción más a través de la cual la actual administración federal busca cambiar el discurso de la seguridad por uno más político y policial.

 

“Este plan de la administración de Peña Nieto luce bien en el papel, pero requerirá de un gran liderazgo del presidente y su equipo para enfrentar los retos que persisten en la materia, y que el tema no se descarrile”, indica el análisis.

 

Imposible pacto criminal

 

De acuerdo con Stewart, los rumores respecto a un posible pacto de Peña Nieto con los criminales como supuestamente lo realizaron otros gobiernos priístas, es en los hechos imposible.

 

“Muchas cosas han cambiado en México desde el año 2000, y la nueva realidad (de la violencia) hace imposible para la administración de Peña Nieto buscar cualquier tipo de trato con los cárteles e incluso intentarlo al menos”, señaló.

 

Respecto a la cooperación bilateral con los Estados Unidos en el combate a las drogas, Stratfor subraya que hay confusiones sobretodo del lado estadunidense sobre el rol que tomará México en este tema, pero consideran poco probable que no se continúe trabajando de forma conjunta.

 

Lo que sí se destaca, es que en México existe la percepción de que el apoyo de Estados Unidos poco ha contribuido en el combate a las drogas y en mejorar el ambiente general de seguridad.

 

“Parece que la cooperación continuará, pero será en los términos que México defina”, concluye el análisis de Stratfor.