NUEVA YORK. Las protestas del 1 de mayo en Estados Unidos transmitieron el clamor de los inmigrantes al pedir que la reforma migratoria se apresure para resolver la situación de unos 11 millones de personas que no tienen autorización para vivir en el país y que se detengan las deportaciones que causan dolorosas separaciones en muchas familias.

 

En Nueva York marcharon miembros del movimiento Ocupa Wall Street junto a inmigrantes y partieron desde Bryant Park, en el corazón de Manhattan, hacia distintos puntos, entre ellos la oficina del senador Charles Shumer, uno de los creadores del proyecto de reforma migratoria que se ha presentado en el Congreso.

 

“Queremos hacernos escuchar desde la perspectiva de los inmigrantes”, dijo Mariano Muñoz, un peruano que forma parte del Grupo de Trabajadores Inmigrantes por la Justicia del movimiento Ocupa Wall Street. “La reforma migratoria no ha sido escrita teniendo en cuenta los derechos humanos. Define a los inmigrantes como ciudadanos de segunda clase”.

 

En el centro de Los Ángeles, a unas cuadras del mercado latino Los Callejones, se congregaron cientos de inmigrantes latinos, asiáticos y blancos para participar de la manifestación con un toque festivo: había mariachis tocando música en vivo y un buen número de personas luciendo camisetas moradas con un lema: 11 millones.

 

Otras marchas o foros públicos se registraron en ciudades como Chicago, Phoenix, Birmingham, Miami, Boston, Denver, Oakland y Boise.

 

Un grupo bipartidista de ocho senadores introdujo en abril un proyecto de ley que abriría un camino a la naturalización para muchos de los 11 millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos ilegalmente.

 

El plan propone otorgar un estatus legal provisional a inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos desde antes del 31 de diciembre del 2011, además de cumplir con otros requisitos. Se podría solicitar ese estatus cuando el Departamento de Seguridad Nacional haya certificado al Congreso un aumento en la seguridad en la frontera.

 

Durante las protestas del miércoles grupos e inmigrantes expresaron su oposición al refuerzo de seguridad en la frontera que se incluye en el plan y pidieron una reducción de los 10 años que tardarían los inmigrantes en lograr la residencia permanente y los 13 en los que lograrían obtener la ciudadanía. Al canto de “‘¡Unidad familiar!”, exigieron un fin a las deportaciones.

 

En Miami, una docena de automóviles con sus luces intermitentes encendidas partió desde el estacionamiento de una iglesia ubicada en un vecindario hispano del oeste de la ciudad hacia las oficinas del representante Mario Díaz Balart y del senador Marco Rubio, dos legisladores que han apoyado una reforma de las leyes de inmigración.

 

Con banderas estadunidenses en sus ventanillas y tocando sus cornetas, los automóviles recorrieron unas 10 millas en reclamo de “fin a las deportaciones”, y una reforma migratoria integral “urgente”. AP