No hacen falta amplios estudios o nociones de psicología para entender que es común en múltiples deportistas célebres y aplaudidos desde la adolescencia, el acostumbrarse a ser foco de atención.

 

La diferencia radica en que muchos de ellos comprenden tras el retiro que su rol ha cambiado, al tiempo que otros se aferran eternamente a ser perseguidos por cámaras y encabezados en general.

 

A la cabeza del segundo de estos casos se encuentra el ex basquetbolista Dennis Rodman. Su impresionante capacidad como defensivo ha vivido a menudo a la sombra del estrafalario personaje capaz de todo.

 

A los escándalos con modelos, como su ex esposa Carmen Elektra, problemas con la policía por los más variados cargos, noches locas en Las Vegas de explosivas consecuencias, comportamientos violentos como patear a un fotógrafo a mitad de partido, tatuajes que se han convertido en parte de la cultura popular estadunidense y actitudes como llegar a la presentación de su libro vestido de novia, ahora Rodman añade una nueva faceta que hubiera sido difícilmente prevista: la diplomacia.

 

Desde que la actual crisis en Corea del Norte comenzó, Rodman ha insistido en que él tiene las llaves para solucionar tan enigmático e indescifrable conflicto. Sucede que cuando asistió junto con los Harlem Globetrotters a Pyongyang, el polémico ex jugador aprovechó la visita para acercarse al líder Kim Jong-un (incluso aparece en alguna foto aplaudiéndole).

 

Tras su brillante carrera como basquetbolista, Rodman había incursionado en la lucha libre y diversos reality shows, además de en papeles en cine poco aclamados (más bien todo lo contrario), pero nadie sospechó que su camino estaba en la política.

 

Con las eventuales soluciones al conflicto coreano alejándose, Rodman ha dicho que desea volver para poder conversar con “su amigo” y ha tenido la ocurrencia de declarar que el FBI pretende reclutarlo como informante: “Quieren saber qué sucedió en el viaje y quién manda en Corea del Norte”. No conforme, el apodado gusano, añadió que sabe cómo resolver esta crisis: “puedo hacer que la gente mantenga la cabeza fría. Todos vamos a encontrar una forma de llevarnos y mantenernos en paz”.

 

Evidentemente si algo faltaba a uno de los personajes del deporte más polifacéticos y peculiares, era esto: convertirse en activista por la paz… Todo, siempre y cuando los reflectores no lo abandonen.

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