Los recursos de las pensiones de los trabajadores ya suman dos billones de pesos. Ese es el monto que registraron las administradoras de fondos para el retiro, mejor conocidas como “afores”, a finales de marzo pasado, según dio a conocer ayer la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro.

 

El monto acumulado por pensiones en los casi 16 años que tiene de funcionar el sistema de administración privada de pensiones es enorme.

 

Representa alrededor de 160 mil millones de dólares, que equivalen a casi 13% del PIB nacional y es la mitad del Presupuesto de Egresos de la Federación, que se aprobó para 2013.

 

Sólo para darse una idea de lo que significan estos 160 mil millones de dólares acumulados en pensiones, podría decirse hipotéticamente que los recursos de los 48.8 millones de trabajadores que tienen una cuenta individualizada podrían adquirir varias de las grandes empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, incluyendo a América Móvil, Wal-Mart de México, Televisa o Coca Cola Femsa. Incluso estos recursos podrían comprar -hipotéticamente- a Pemex. De ese tamaño es el ahorro que se generó en esta década y media, producto de las aportaciones de los trabajadores, las empresas y el gobierno.

 

Un dato interesante que aporta la Consar es el referido al monto de los rendimientos netos que en pesos y centavos han obtenido estos ahorros para la jubilación en estos casi 16 años. De los poco más de dos billones de pesos acumulados, 55% (es decir, un billón 99 mil 600 millones) corresponde a las aportaciones realizadas y 45% (o sea, 902 mil millones de pesos) a los rendimientos que ese dinero obtuvo en el tiempo. Cifras que, francamente, dejan en claro que la inversión de las pensiones a través de las afores no ha sido -en lo general- un mal negocio para los trabajadores en estos años; con todo y las críticas que se han hecho al sistema a lo largo de su historia.

 

Dicho todo lo anterior, la pregunta relevante que brinca es si este monto acumulado en pensiones en los últimos 16 años, es suficiente para quienes se jubilarán en unos cuantos años más.

 

Y la respuesta que han dado los expertos nacionales y extranjeros en la materia a través de una ya larga serie de análisis durante los últimos años, es simplemente que no. Los recursos que un jubilado obtiene al final de su vida laboral bajo este esquema son insuficientes, fundamentalmente por dos razones estrechamente relacionadas: 1. Porque el porcentaje de aportaciones que se realizan es pequeño y los salarios sobre los que éste se calcula son bajos y 2. Porque un alto porcentaje de los cotizantes trabaja, durante buena parte de su vida laboral, bajo condiciones de informalidad, lo que reduce el tiempo de cotización para la obtención de una pensión digna.

 

Así que ese “no”, es razón suficiente para replantearse hacia adelante las variables cruciales del sistema actual; comenzando por los salarios, las aportaciones, las comisiones y los rendimientos.

 

Dos billones de pesos es mucho dinero, pero 48.8 millones de cotizantes también son muchos; por lo que un hipotético reparto promedio arrojaría casi 41 mil pesos de pensión por trabajador. Un mal promedio que debe ser corregido sin demora.

 

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