El anuncio del lunes pasado sobre la iniciativa conjunta de los partidos políticos y el gobierno para reformar la ley de telecomunicaciones y combatir a los monopolios, eclipsó “mediáticamente” la decisión de reducir la tasa de interés interbancaria de referencia de 4.5% a 4% que tomó la Junta de Gobierno del Banco de México el viernes anterior.

 

Esta decisión era esperada a tal grado que el propio mercado de deuda ya cotizaban a tasas por debajo de 4.5% desde algunas semanas atrás, aunque una gran mayoría de analistas pensaba que podría ocurrir en algún momento del segundo trimestre del año.

 

Pero no fue así. Por lo dicho públicamente por el subgobernador Manuel Sánchez, es razonable pensar que tres o cuatro de los cinco miembros de la Junta de Gobierno tomaron la decisión de bajar la tasa de referencia a un día en medio punto porcentual. Quien o quienes no votaron por esta decisión en la Junta piensan, principalmente, que la reducción en la tasa de inflación aún no es sostenible en el mediano plazo, por lo que es innecesaria la baja de la tasa en estos momentos.

 

Sin embargo, los argumentos públicos que ha emitido la Junta de Gobierno para sustentar su decisión monetaria no sólo “reconocen los logros de mediano plazo en el abatimiento de la inflación”, sino que -y creo que es lo más importante de advertir en esta decisión de política monetaria que ha tomado el Banco de México- “facilita el ajuste de la economía a un escenario de menor crecimiento económico e inflación”, dice el comunicado.

 

Y prosigue: “La Junta considera que esta medida, la cual no representa el inicio de un ciclo de bajas al objetivo de la Tasa de Interés Interbancaria de referencia, es compatible con una expansión del gasto en la economía acorde con su potencial de crecimiento”.

 

Es que el banco central, con esta medida de baja en la tasa de interés, no sólo está enviando el mensaje de un nivel de precios bajo control para los próximos meses y reafirmando su propia credibilidad ante el mercado para lograr este objetivo en el mediano plazo, sino que también -con esta decisión- se suma a la campaña de expectativas sobre un mayor crecimiento futuro de la economía a partir de las reformas estructurales que ha planteado el gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

La apuesta tiene sentido. Detrás tiene a docenas de inversionistas extranjeros que ya han volteado a mirar las oportunidades en México y que se suman a otros tantos inversionistas locales que sólo están esperando el anuncio de las reformas económicas para hacer sus desembolsos.

 

Mientras tanto, miles de millones de dólares de capitales financieros son incentivados a buscar activos productivos en el país una vez que el banco central ha reducido las tasas nominales en pesos. No es casualidad que el peso se haya revaluado de 12.77 a 12.43 pesos por dólar desde que se conoció la decisión.

 

Efectivamente, el Banco de México no tiene como objetivo inmediato apuntalar el crecimiento económico futuro del país, pero en esta ocasión la decisión de la Junta de Gobierno está fuertemente incentivada por ello.

 

samuel@arenapublica.com| @SamuelGarciaCOM | www.samuelgarcia.com