La intención de Marcelo Ebrard para convertirse en líder nacional del PRD contrasta con su peso al interior del partido. De ahí que la construcción de alianzas con las corrientes perredistas mayoritarias, Nueva Izquierda o IDN, sea un factor determinante en su aspiración de convertirse en el referente de la oposición al régimen durante los próximos seis años.

 

A tres meses de dejar su cargo como jefe de Gobierno del DF, Ebrard reapareció públicamente el pasado 26 de febrero durante una conferencia en la Universidad Autónoma de Chiapas, donde reiteró su deseo de integrar un bloque de izquierda como contrapeso a la “mano restauradora” del PRI. Luego vendrían las críticas a la dirigencia nacional del PRD, por su cercanía al régimen priista encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto tras la firma del Pacto por México.

 

“Urge que la izquierda retome su voz, es la única posibilidad que tiene de contener, equilibrar y contender con la tendencia real, no con documentos genéricos”, dijo Ebrard en entrevista el pasado jueves.

 

“Pasando la elección de julio tenemos que hacer nuestro Congreso Nacional, renovar nuestra dirigencia y que el PRD sea la voz de los progresistas del país”, agregó.

 

En respuesta, Jesús Zambrano, presidente nacional del sol azteca, aseguró que Ebrard “está en su derecho de andar comiendo ansias”, a pesar de que los estatutos del partido establecen que la dirigencia nacional deberá renovarse hasta 2014.

 

“Creo que no ha visto bien el estatuto”, remató Zambrano, tras celebrar el hecho de que Ebrard decidiera iniciar una gira por todo el país, denominada Carnal Tour, para difundir sus logros al frente del DF.

 

Sin embargo, las cartas de Ebrard dentro del PRD parecen pocas en comparación a su aspiración, ya que únicamente cuenta con un representante, Héctor Serrano, dentro de la Comisión Política Nacional, el máximo órgano de dirección del sol azteca, además de una estructura político-electoral inexistente a nivel nacional.

 

En la Ciudad de México, principal bastión de la izquierda a nivel nacional, el poder de Ebrard se reduce a 18 consejeros nacionales, 60 consejeros estatales y los jefes delegacionales en Iztapalapa, Jesús Valencia, y en Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo, y tres diputados locales. No obstante, varios de sus simpatizantes responden a seguidores de Alfredo Hernández Raigosa, uno de los principales líderes del PRD en Iztapalapa y actualmente nombrado como Procurador Social en el Gobierno del DF.

 

Antes de concluir su mandato en el DF, Ebrard tejió una alianza con la corriente Nueva Izquierda, que dirigen Jesús Zambrano y Jesús Ortega, para arrebatar a René Bejarano, líder de IDN, el control del partido en el DF.

 

Ebrard y Los Chuchos intentaron lanzar la candidatura de Vidal Llerenas, leal al ex jefe de Gobierno capitalino, para enfrentar al bejaranista Enrique Vargas.

 

Sin embargo, el consejo estatal se pospuso al no darse las condiciones y tener en puerta el inicio del gobierno de Miguel Ángel Mancera. Desde entonces, la renovación del partido en el DF se ha congelado porque Bejarano tiene el propósito de retrasar la elección del nuevo presidente del PRD en el DF hasta agosto próximo, después de los 14 procesos electorales que habrá este año en todo el territorio nacional.

 

Al concluir su gobierno, simpatizantes de Ebrard comenzaron a promoverlo como dirigente nacional del PRD, pero se mantuvo al margen y mandó el mensaje a Los Chuchos de que respetaría los tiempos del partido.

 

El 2 de noviembre de 2012 se le preguntó a Ebrard si buscaría la dirigencia del PRD al dejar el gobierno de la ciudad. “No tendría yo previsto, me parece que no es la idea”, dijo.

 

“No pretendo acelerar que haya un cambio ahorita. No lo descartaría a futuro, claro que no, no hay que especular”, indicó en aquella ocasión.

 

La postura de Ebrard cambiaría meses más tarde, poniendo en duda la alianza que había construido con Nueva Izquierda en tiempos recientes para mantener el control del DF.

 

“¿El PRD está cerca del gobierno actual? Sí, demasiado”, afirmó Ebrard a través de su cuenta de Twitter el pasado 2 de marzo.

 

Una cercanía que, de acuerdo con el ex mandatario capitalino, ha reducido el margen de maniobra de los gobiernos emanados del PRD en entidades como el DF, Tabasco, Morelos y Guerrero a la hora de construir un frente de oposición al gobierno de Peña Nieto.

 

“Si tienes un partido que firmó ya un documento general y que no está ejerciendo una posición respecto al gobierno federal como oposición, el margen de los gobiernos emanados de la izquierda, no sólo el DF,  se reduce muchísimo”, reconoció Ebrard al tratar de explicar la actitud asumida por el actual jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, y el gobernador tabasqueño, Arturo Núñez, frente al gobierno federal encabezado por el PRI.

 

Sin embargo, aún no queda clara la manera en que Ebrard buscará construir los consensos necesarios dentro del PRD para asumir el control del partido en el futuro próximo. Dependerá en buena medida de su capacidad para construir alianzas con Los Chuchos o el grupo de Bejarano. Y con ello, sus posibilidades de convertirse en el candidato presidencial de la izquierda en 2018.

 

Él es y así llega

 

Marcelo Ebrard comenzó su carrera política en el PRI como secretario general del Departamento del Distrito Federal en 1992. Posteriormente asumió como subsecretario de Relaciones Exteriores en 1993. Ambos cargos los ocupó la administración de Manuel Camacho Solís, durante el gobierno federal del presidente Carlos Salinas de Gortari.

 

En 1997 se convirtió en diputado federal por el PVEM, aunque no se afilió al partido. Posteriormente se convirtió en secretario general del Partido de Centro Democrático, postulándose por ese partido como candidato a la jefatura del GDF, a la cual renunció a favor de Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD.

 

Con López Obrador en el poder fungió como su consejero político y, en 2002, se convirtió en secretario de Seguridad Pública del DF, hasta que fue destituido por el presidente Vicente Fox, tras el linchamiento de policías federales en la delegación Tláhuac.

 

En 2004 ocupó el cargo de secretario de Desarrollo Social capitalino y, en 2006, asumió como jefe de Gobierno del DF. En las elecciones de 2012 le disputó la candidatura presidencial del PRD a López Obrador, cediendo a sus aspiraciones en favor del tabasqueño. Desde septiembre de 2012, es presidente de la Red Global de Ciudades Seguras de la ONU.