Si hay vida después de la muerte es una decisión que podrán tomar en breve los usuarios de LivesOn. Mantener la actividad en las redes sociales después de haber fallecido no es ciencia ficción o el guión de una película. Nuestra identidad digital, bien sea en perfiles de redes sociales como Twitter y Facebook, blogs o comentarios en foros, puede perdurar más allá de nosotros, eso sí, con nuestro consentimiento en vida. LivesOn no está disponible aún hasta el mes entrante, pero en su página principal se puede leer un inquietante When your heart stops beating, you’ll keep tweeting (Cuando tu corazón deje de latir, tú seguirás tuiteando).

 

Hasta el momento, existían servicios similares, como DeadSocial, que ofrecía programar mensajes personalizados, una especie de herramienta de legado digital que enviaba los mensajes de forma póstuma a través de Twitter y Facebook por un tiempo limitado. Otra aplicación parecida es Hootsuite que permite programar mensajes y actualizaciones previamente por parte del usuario. Otra aplicación es The Rapid Information Overlay Technology que permite a una computadora predecir el comportamiento futuro de una persona, basándose en un análisis y mapeo de movimientos y actividades registrados por una persona en un día de su vida.

 

La consultora estadunidense Entrusted dio a conocer un informe en el que comparaba el crecimiento de usuarios de las redes sociales con los datos de los fallecimientos en diferentes países del Centro de control de enfermedades. Únicamente en Estados Unidos habría medio millón de muertes por año de personas con perfiles sociales activos en la red.

 

El funcionamiento de esta nueva aplicación de Twitter, que está siendo desarrollada por una agencia de publicidad londinense y la Universidad Queen Mary, radica en su algoritmo que analiza el comportamiento del usuario en la red como sus gustos, favoritos, hasta su ortografía y sintaxis. Se trata de copiar hasta el detalle las características y defectos del usuario para replicarlo después de muerto. Lo que hará LivesOn es mantener la cuenta activa cuando uno ya esté en el otro mundo, publicando enlaces de las temáticas que a uno le gustaban, añadiendo favoritos y lo más sorprendente, escribiendo tal y como uno lo hacía (no en vano siguió su redacción). Cuando ya esté disponible el servicio, podemos designar un heredero para que tome el control de la cuenta cuando nosotros ya no estemos, una manera de designar a una persona como ejecutor del testamento para que decida si suspende la cuenta o la mantiene activa.

 

Los comentarios sobre esta aplicación en las redes sociales no han tardado en llegar. Para algunos usuarios esta aplicación es totalmente macabra, mientras que para otros viene a solucionar el tema de qué hacer con los perfiles de las redes sociales después de la muerte. El crecimiento de estos legados digitales ya está entrando en cuestiones jurídicas y éticas, por seguir utilizando sus contraseñas, así como las bibliotecas digitales de los mensajes y las fotografías que no podrían ser transmitidos. Para esta situación Facebook ya ha acudido a los tribunales para negarse a que las familias puedan obligarlo a entregar los datos. Otros usuarios de las redes sociales señalan un riesgo para el proceso de duelo, pues desde el punto de vista psicológico nunca llegamos a desprendernos del familiar o ser querido.

 

Hasta ahora se ha hablado de la brecha digital, referida tanto a la generacional como a la de acceso tecnológico. Ahora hay que sumar otra brecha: la que se reduce entre los vivos y los muertos, gracias a las redes sociales.