Una creciente corrupción, agravada por problemas burocráticos y enfrentamientos internos, tienen en jaque el correcto funcionamiento de la Agencia de Aduanas y Seguridad Fronteriza de los Estados Unidos, responsable entre otras funciones de la vigilancia de los límites con México, a través de la Patrulla Fronteriza.

 

Los números son claros: aun sin contar con los mecanismos anticorrupción más eficientes, desde 2004, 147 agentes y empleados de las áreas de Seguridad Fronteriza han sido procesados y sentenciados por actos de corrupción criminal, que van desde facilitar el tráfico de personas, hasta la entrada de drogas o la salida de dinero producto del narcotráfico.

 

A lo anterior se suman más de mil solicitudes de investigación pendientes de ser atendidas y mil 500 expedientes abiertos, pero inconclusos, debido a las deficiencias del sistema anticorrupción y los conflictos entre distintas oficinas de inspección y asuntos internos.

 

Las cifras y el diagnóstico corresponden a un estudio clasificado del Departamento de Seguridad Interna de los Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) , y al que tuvo acceso un centro de investigación periodística de ese país, con la condición de no publicar los documentos.

 

El análisis hace énfasis en que la Agencia de Aduanas y Seguridad Fronteriza de los Estados Unidos es la más grande de ese país, con cerca de 64 mil empleados y agentes. Tan solo la Patrulla Fronteriza ha duplicado su estado de fuerza en la última década.

 

“Sin embargo, se trata de una agencia que enfrenta una crisis interna, con batallas y divisiones que no permiten terminar con la corrupción, y en la que incluso se han tomado medidas como el llamado código del silencio para ocultar la gravedad de lo que ocurre en el interior”, indica el centro de investigación que tuvo acceso al estudio de 80 páginas.

 

Fue apenas en 2010 cuando la Agencia de Aduanas y Seguridad Fronteriza puso en marcha las pruebas de polígrafo para la selección de sus aspirantes, y desde ahí, han sido descartados 3 de cada 4 postulantes por no ser aptos. Algunos, incluso, ya tenían nexos con los traficantes de drogas y de personas.

 

Sin embargo, antes de 2010 no se hicieron pruebas con el detector de mentiras, por lo que miles de postulantes que pudieron haber sido detectados como sospechosos, se enlistaron en la Patrulla Fronteriza.

 

Entre los casos que se detectaron a partir de las pruebas de polígrafo se encuentra el de un aspirante que pretendía ingresar a la patrulla fronteriza, pero que reconoció que había colaborado en el cruce ilegal de 230 personas a través de la frontera, así como de varios traficantes de drogas.

 

Otro postulante más confesó que había transportado 700 mil dólares producto de la venta de narcóticos y 50 kilogramos de cocaína.

 

Hasta antes de las pruebas del polígrafo, se habían detectado 15 casos en los que personas vinculadas con las organizaciones de la delincuencia organizada intentaron infiltrar a la patrulla Fronteriza.

 

División y corrupción

 

Frente a los crecientes intentos de los traficantes de droga y de personas por corromper a servidores públicos o infiltrar a la Agencia de Aduanas y Seguridad Fronteriza de los Estados Unidos, hay una estructura burocrática saturada, pero además afectada por divisiones internas.

 

El análisis advierte por ejemplo que la oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Interna, Charles K. Edwards, responsable de investigar los casos de corrupción enfrenta fuertes críticas sobre su desempeño, al acumular más de mil expedientes sin concluir, a lo que ahora se suman señalamientos de graves irregularidades.

 

Apenas el pasado 17 de enero, el agente Wayne E. Ball, adscrito a la oficina del Inspector General en Texas, fue encontrado culpable de haber falsificado reportes sobre inspecciones e irregularidades.

 

“Pero por otro lado, la oficina del Inspector General ha desechado cientos de cargos de corrupción y de malas conductas en empleados de las áreas de aduanas y protección fronteriza para aminorar su carga”, alerta el análisis.

 

El crecimiento de la Agencia de Aduanas y Seguridad Fronteriza y del Departamento de Seguridad Interna también juega en contra de la supervisión en este sentido. La oficina del Inspector tiene apenas un agente de supervisión por cada mil 56 empleados.

 

En los últimos años, Adunas y Seguridad Fronteriza ha contratado a más de 200 agentes para las áreas de seguridad interna, pero según el análisis, se les ha enfocado principalmente en asuntos disciplinarios.

 

Toda esta situación no ha pasado desapercibida para el gobierno estadunidense, que ya comenzó a tomar medidas. El primer paso fue el polígrafo obligatorio en el 2010, mientras que en los últimos dos años, 13 equipos multitarea del FBI operan de forma encubierta para supervisar las actividades en las aduanas y en la frontera sur, y ubicar los focos de corrupción.

Seguridad en la fronteriza

 

147 agentes procesados por delitos desde 2004

1,000 solicitudes de investigación pendientes

1,500 expedientes en desarrollo

15 intentos de filtración del crimen organizado descubiertos

75% de aspirantes son rechazados por polígrafo desde 2010

 

Patrulla grande e ineficaz

 

24 HORAS dio a conocer en octubre del año pasado un estudio elaborado por expertos estadunidenses, en el que se advirtió que la Patrulla Fronteriza (U.S. Border Patrol, en inglés) es una corporación que ha crecido exponencialmente, pero su capacitación es pobre y su eficiencia ha decaído significativamente.

 

Erik Lee, uno de los autores del estudio, explicó en entrevista que la Patrulla Fronteriza ha convocado a jóvenes incluso que no cuentan con preparación superior o universitaria, pero a los que les resulta atractivo unirse a la Patrulla Fronteriza, donde el salario mínimo es de 45 mil dólares anuales, además de las prestaciones como servidores públicos federales.

 

En el año 2006 la Patrulla Fronteriza contaba con 12 mil elementos, mientras que el año pasado sumaban 21 mil 444 gentes.

 

Sin embargo, la caída de la eficiencia a también es notable. Por ejemplo en el sector de Tucson, se detuvieron en el año 2011 a 123 mil 285 personas, casi cinco veces menos que en el año 2000, donde hubo 616 mil 346 detenciones. O en El Paso, donde en 1993, con menos elementos, se detuvo a 285 mil 781 personas, mientras que en el 2011 se aprehendieron solo a die mil 345 personas.

 

“Muchos agentes, mal preparados, y con poco que hacer, es una posibilidad de corrupción latente”, recalcó Lee.