Casi 500 personas resultaron heridas hoy a causa de la caída de un meteorito en la región rusa de Cheliábinsk, en los montes Urales, según el ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia.
“Requirieron atención médica 474 personas, de las que 14 han sido hospitalizadas”, informó un portavoz ministerial a la agencia Interfax.
Los fragmentos del meteorito han causado daños en al menos seis ciudades de los alrededores del punto donde cayó el cuerpo astral sobre las 09.20 hora local (03.20 GMT), a unos 80 kilómetros de la ciudad de Satka, cabecera del distrito del mismo nombre.
El jefe del Centro Nacional de Situaciones de Crisis del Ministerio de Emergencias ruso, Vladímir Stepánov, aseguró que al menos cinco personas habían sido hospitalizadas “con profundos cortes de cristal”.
“La policía realiza un seguimiento e inspección de los núcleos de población para determinar nuevos lugares afectados por la caída”, explicó el portavoz de Interior.
Agregó que patrullas policiales vigilan los edificios que presentan daños y sufrieron la pérdida de sus cristales.
La caída del cuerpo celeste se acompañó de fuerte explosiones, según testigos citados por la radio Eco de Moscú, que en un primer momento creyeron que había un estallado un avión en vuelo.
El meteorito pesaba varias toneladas y podía tener varias decenas de metros de longitud, según varios científicos consultados por los medios rusos.
“Era una meteorito bastante grande, puede que de varias decenas de metros de longitud. (…) Los cuerpos de menos de 50 metros se desintegran casi siempre en la atmósfera, y si no se queman en su totalidad, a la Tierra llegan pequeños fragmentos”, dijo Nikolái Zheleznov, experto del Instituto de Astronomía Aplicada.
Serguéi Smirnov, científico del Observatorio astronómico de Pulkovo, apuntó que el objeto tenía “una masa de varias decenas de toneladas, seguramente, ya que se pudo ver con claridad en el cielo”.
Algunos medios informaron de que sobre los Urales había caído una lluvia de meteoritos.
“No ha sido una lluvia de meteoritos, sino un meteorito que se desintegró en las capas bajas de la atmósfera”, dijo a la agencia Interfax la portavoz del ministerio para Situaciones de Emergencia, Elena Smirnij.
Agregó que la onda expansiva provocada por la caída del cuerpo celeste hizo saltar los cristales “en algunas viviendas de la región”.
Según la portavoz, la caída del meteorito no influyó en los niveles de radiación, que se mantienen dentro de los parámetros habituales para la región.
Rosatom, la agencia rusa para la energía atómica, informó de que sus instalaciones en los Urales no sufrieron daños a consecuencia de la caída del meteorito.