WASHINGTON. El subdirector de Justicia de Estados Unidos Lanny Breuer, atacado por su papel en una fallida operación de rastreo de tráfico de armas de Arizona a México, anunció su renuncia al cargo. Su último día en el Departamento de Justicia será el 1 de marzo.

 

En una respuesta a sus críticos, el también director de la división criminal del Departamento de Justicia defendió su proceder durante su mandato de cuatro años en el cargo: tanto en la fracasada Operación “Rápido y Furioso” como en la ausencia de un proceso contra ejecutivos de Wall Street.

 

En una entrevista con la agencia The Associated Press (AP), Breuer defendió la forma en que manejó una división del Departamento de Justicia que cuenta con 440 fiscales, un presupuesto anual de 174 millones de dólares y el mandato de procesar delincuentes en algunos de los casos judiciales más publicitados de Estados Unidos.

 

Sobre el tema de Rápido y Furioso, Breuer admitió que cometió un error, pero dijo que nadie puede esperar que alguien haga un trabajo cien por ciento eficaz.

 

Algunos congresistas republicanos pidieron la renuncia de Breuer por la Operación Rápido y Furioso, una investigación de tráfico de armas hacia México que dio como resultado que los investigadores perdieran el rastro de cientos de armas que fueron encontradas posteriormente en escenarios de delitos en México y Estados Unidos, incluidas dos pistolas halladas en el lugar donde murió a balazos el agente fronterizo estadunidenses Brian Terry.

 

El secretario de Justicia amonestó entonces a Breuer, quien se disculpó por no informar a sus superiores una vez que se enteró en 2010 que una investigación del Departamento de Justicia, llamada Operación Wide Receiver, durante el gobierno del presidente George W. Bush, se apoyó en una táctica controversial conocida como “dejar que las armas sigan su camino” que agentes federales utilizaron más tarde en la Operación Rápido y Furioso.

 

En cuanto al caso de los ejecutivos de Wall Street, Breuer dijo que el Departamento hizo su parte al investigar “muy activamente” todos los aspectos de la conducta de las compañías involucradas en busca de posibles actos delictivos.

 

El papel de las compañías de Wall Street en la crisis económica del país, la cual fue consecuencia del colapso del mercado inmobiliario, detonó amplias exigencias públicas para que fueran castigadas, en momentos en que el país se deslizaba hacia la Gran Recesión y a la dolorosa lenta recuperación que le siguió.

 

Breuer subrayó además los procesos que realizó el Departamento de Justicia durante su mandato sobre fraudes financieros en otras arenas.

 

Entre ellos: El banco británico HSBC, el cual acordó pagar mil 900 millones de dólares como castigo por haber ayudado a narcotraficantes mexicanos, Irán y Libia a mover dinero por todo el mundo. Fue la sanción más alta jamás impuesta por Estados Unidos a un banco. AP