El rumor está desatado: que el basquetbolista más brillante de la historia, Michael Jordan, tendría un regreso simbólico a la duela como parte de sus festejos por alcanzar los 50 años.

 

Tres años atrás, mientras era inducido al salón de la fama, el rey del baloncesto dio a entender que le gustaría jugar algún partido al llegar a las cinco décadas de vida, y estamos a pocas semanas de que eso suceda. El 17 de febrero será su 50 aniversario y, casualmente, cinco días después el equipo del que es propietario, los Bobcats de Charlotte, enfrentarán a la entidad con la que MJ tocó el cielo: los Toros de Chicago. Ocasión más idónea no podría existir.

 

¿Qué hay detrás del rumor? Obviamente la necesidad de aferrarnos a las viejas glorias, de intentar –siempre inútilmente- regresar el tiempo, de volver a presenciar aunque sea efímeramente lo que tanto nos impactó alguna vez.

 

Es parte del encanto de los eventos que incluyen a leyendas jubiladas… Encanto que crece exponencialmente si se trata del más grande. ¿Pelé o Maradona pateando otra vez balón? ¿Schumacher corriendo en una década otro Gran Premio de Fórmula 1? ¿Y, en veinte años, Federer en un certamen oficial de la ATP? En todos los casos, serían sesiones más cercanas a la melancolía que al genio al que se honra.

 

La carrera de Jordan fue atípica, no sólo en su incontenible y predestinada capacidad para practicar su deporte. A los 30 años, en su mejor momento luego de haber ganado tres campeonatos consecutivos, decidió retirarse y dedicarse al béisbol de ligas menores. Siempre se relacionó esta medida con el asesinato de su padre unos meses antes, pero la NBA y el deporte en general, lo necesitaban de vuelta haciendo lo que nadie ha hecho –ni hará- como él.

 

Año y medio después, Michael volvía a volar a la canasta, a ser el maestro defensivo, a convertir en magia cada acción que le involucraba. Otras tres coronas fueron conquistadas por Jordan en esta nueva etapa, bajo la extrañísima circunstancia de estar actuando con el número 23 de los Toros que ya había sido retirado (recién salido del retiro, había portado el 45).

 

Su segundo adiós llegó en 1998 y parecía que sería definitivo, hasta que en el 2001 retornó ahora con los Wizards de Washington. Ese período culminó hace exactamente diez años.

 

Ahora, como dueño de los Bobcats, Jordan podría concederse el homenaje de jugar a los cincuenta años. Sí, resultaría maravilloso volver a verlo. Sí, estamos conscientes de que sería efímero y simbólico. Sí, queda claro que se trata de un hombre fuera de edad, forma y ritmo competitivos… Pero con tal de observar a semejante deidad del deporte otra vez botando balón, otra vez tirando a canasta, otra vez con la lengua de fuera volando (o lo que sea que a los 50 sea capaz de efectuar), nada de eso importa.

 

El rumor crece. ¿Michael Jordan de nuevo, al menos por un partido más? ¿Será?

 

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