EL CAIRO. Policías antidisturbios respondieron hoy lunes con gases lacrimógenos a manifestantes que los atacaron a pedradas en el centro de El Cairo, un día después de que el presidente declaró el estado de emergencia en las tres provincias más afectadas por la violencia política y prometió manejar la inestabilidad “con firmeza y contundencia”.

 

La erupción de violencia —que comenzó el viernes alrededor del segundo aniversario de la revuelta popular que derrocó al entonces presidente Hosni Mubarak— sumió una vez más a Egipto en el caos político y expuso las profundas fallas que atraviesan el país.

 

Más de 50 personas han muerto en los disturbios, alimentados por la indignación ante las políticas del nuevo líder islamista del país y el ritmo lento de los cambios.

 

El presidente Mohamed Morsi, que ha luchado por resolver los enormes problemas sociales y económicos del país desde que asumió el poder en junio, declaró un estado de emergencia de 30 días en las ciudades de Puerto Saíd, Ismailiya y Suez, así como sus provincias vecinas, en un intento por sofocar los disturbios.

 

El toque de queda entra en efecto el lunes a partir de las 9 de la noche a las 6 de la mañana todos los días.

 

El ejército fue desplegado en Suez el viernes y en Puerto Saíd el día siguiente. Las dos ciudades han sido las más afectadas por la violencia.

 

Visiblemente enojado y casi a gritos, Morsi prometió en un discurso televisado del domingo por la noche que no dudaría, incluso, en realizar más acciones para controlar el brote de violencia más reciente en todo el país. Al mismo tiempo, sin embargo, buscó asegurar a los egipcios que sus decisiones no devolverán al país al autoritarismo.

 

“No abandonaremos la libertad, la democracia y la supremacía de la ley”, afirmó.

 

Por su parte el Frente de Salvación Nacional (FSN), principal alianza opositora no islamista, rechazó hoy participar en el diálogo nacional propuesto por el presidente Mohamed Mursi para dar una salida a la crisis que vive Egipto, a través de un comunicado de prensa.

 

“El diálogo empezará cuando acabe el derramamiento de sangre y se levante el estado de emergencia lo antes posible”, apunta el texto de los opositores, que convocaron una nueva manifestación pacífica el próximo viernes para expresar su rechazo a los disturbios y pedir que se cumplan las demandas de la revolución y se retire la polémica Constitución aprobada en referéndum el pasado diciembre.

 

La ciudad costera de Puerto Saíd, unos 225 kilómetros (140 millas) al noreste de la capital, fue escenario de la peor violencia desde la deposición de Hosni Mubarak hace dos años. El domingo se reanudaron los enfrentamientos y otras siete personas perdieron la vida, elevando el número de muertos en la ciudad a causa de la violencia a 44 personas.