Hasta entre los secretarios de Estado hay clases. Si bien todos ganan cantidades bastante respetables (entre 124 mil y 205 mil pesos), hay algunos a los que la vida los ha tratado bastante mejor que eso; y algunos que ni a casa llegan.

 

Entre los secretarios millonarios se encuentra Jesús Alfonso Navarrete Prida, titular de Secretaría de Trabajo y Previsión Social. De todos los integrantes del gabinete de Enrique Peña Nieto, él es quien -en su declaración patrimonial- declaró recibir más dinero “por servicio público”: 205 mil pesos. Y aunque la Secretaría de la Función Pública salió ayer a decir que nadie gana más que el Presidente del país, las cifras asentados no mienten: Peña escribió que gana 193 mil pesos. Pero los ingresos como funcionario de Navarrete son pequeños, en comparación con lo que gana cada mes “por servicios profesionales”: $467,330.

 

Estos ingresos -y el hecho de provenir de una familia adinerada- le han permitido hacerse de un patrimonio: seis casas, dos terrenos y tres departamentos. Además, se ve que es un enamorado de los autos: tiene dos jeeps, una camioneta Chevrolet, un Minicooper 5, un Mercedes Benz, un Jaguar y un BMW. Pero, cosas de la vida, también declara dos deudas: debe la tarjeta de crédito y un coche.

 

Otro secretario de la high class es Enrique Martínez y Martínez. Él encabeza una secretaría que no hace mucho ruido: la de Agricultura. Y en efecto, se ha dedicado a acumular tierras: posee 16 terrenos, un edificio y una casa. Sólo los terrenos suman una extensión de 1,423,625 metros cuadrados (o sea, un millón cuatrocientos veintitrés mil seiscientos veinticinco metros cuadrados) Esto equivale a un área donde cabrían 28 mil 337 casas de Infonavit, una al lado de otra. Y, en congruencia total con su dependencia (que también es de Ganadería), él declara ser propietario de “vacas y venados”. Ahora bien, lo suyo-lo suyo son las inversiones. Tiene la friolera de 63 cuentas bancarias e inversiones. Sin embargo, nada es perfecto: tiene adeudos en dos tarjetas de crédito.

 

Hay también secretarios que muestran interés por las actividades acuáticas motorizadas. Jorge Carlos Ramírez Marín (Sedatu) tiene una moto acuática de lujo, Gerardo Ruiz Esparza (SCT) tiene una lancha Mercury Boston, y David Korenfeld (de Conagua, tenía que ser), que tiene un bote 236 Ski Nautique.

 

De hecho, el propio Peña es millonario, aunque haya sostenido lo contrario. En él confluyen todas las ramas del poderoso y adinerado Grupo Atlacomulco. Y, además, declaró tener cuatro casas (una de las cuales, al menos, le fue donada por su madre tras el fallecimiento del papá), cuatro terrenos (suman casi 90 mil metros cuadrados), un departamento, dos lotes de relojes y joyas, uno de metales y moneda extranjera, un fondo de inversión, cuatro cuentas bancarias y dos lotes de obras de arte.

 

Y hablando de obras de arte, a buena parte del gabinete le gustan. Al menos como inversión. Mire usted, a Emilio Lozoya Austin (Pemex) le dio por comprar un picasso, un dalí y dos zárates, además de esculturas varias. En total, de los 25 integrantes del gabinete, sólo el general Salvador Cienfuegos (Sedena), el almirante Vidal Francisco Soberón (Semar; ambos ganan más de 200 mil pesos), Mercedes Juan López, Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu Salinas no poseen obras de arte.

 

Ruiz Massieu Salinas proviene de dos poderosas familias; y sólo declara una casa, un terreno, un departamento y dos coches.

 

El comisionado de Seguridad Nacional, Manuel Mondragón y Kalb, es un caso aparte, y sus bienes hablan por él. Declara tener, entre otras cosas, una moto Harley-Davidson, nueve departamentos, una colección de 35 armas y un BMW 301.

 

Del otro lado del espectro -el de los secretarios “pobres”- sobresale el conjunto de los que ni casa propia tienen. Entre ellos, el más notorio es Miguel Ángel Osorio Chong, titular de Gobernación, quien declara tener cuatro terrenos y un “departamento”… de 12 metros cuadrados. Este local, de hecho, es un palco que posee el hidalguense en el estadio del Pachuca. De tal modo, que el funcionario no declara tener ninguna casa, pese a que la dependencia que dirige es una de las que más poder concentró, tras la reforma a la Ley de Administración Pública.

 

Otra funcionaria que pasa tiempos de (relativas) vacas flacas es la ex perredista Rosario Robles Berlanga, titular de Sedesol. No sólo declaró ser una de las tres funcionarias que menos gana en el gabinete (124 mil pesos), sino que no declaró una sola propiedad a su nombre.

 

Un caso que se sale de la generalidad es el de Luis Videgaray y José Antonio Meade, que no muestran una tendencia a la acumulación sistemática de bienes. Videgaray registra tener una sola casa y tres autos, y Meade, un solo terreno y un Honda. Curiosamente, Meade fue el predecesor de Videgaray en la Secretaría de Hacienda.

 

Entre todos estos funcionarios, hay dos a los que resulta difícil catalogar: uno es Jesús Murillo Karam, procurador de la República. Él ha exigido orden en su dependencia y atacó fieramente la falta de claridad en la PGR durante el panismo. Y es imposible saber si es rico porque simplemente decidió no hacer pública su declaración patrimonial. Y es el mismo caso de Pedro Joaquín Coldwell, titular de Energía y ex líder nacional del PRI, que sólo condescendió a difundir su salario.

 

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