“Se han comprado partidos y estamos intentando desenmascarar a los tramposos”, ha declarado el vicepresidente de la liga española.

 

Como era de esperarse, las reacciones han sido indignadas y sorprendidas, cuando la realidad es que no es un tema que dé para demasiadas sorpresas: por supuesto que existen cotejos adulterados en todas las ligas, incluso a nivel de selecciones y más allá del futbol.

 

Llegados a ese punto es imprescindible decir que no toda la culpa la tiene el dinero, tantísimos millones que se mueven en general en los deportes. Antes de que la profesionalización llegara, antes de que los intereses en disputa fueran tan altos, antes de que las redes de apuestas se hicieran tan complejas e indescifrables, ya se compraban jugadores y hasta equipos completos.

 

En Italia los escándalos han sido demasiados, así como en Alemania con el encarcelamiento del árbitro Robert Hoyzer, y en Brasil la suspensión del silbante Edilson Pereira de Carvalho.

 

Respecto a Inglaterra, el ex portero del Manchester United, Harry Gregg, me confirmó en una entrevista que en los años sesenta tuvo compañeros que se prestaban al arreglo y que pese a las sospechas nunca fueron castigados: “le dije a mi entrenador: jefe, en la cancha ya no sé quién es de nuestro equipo y quién no”.

 

Las declaraciones del directivo español confirman demasiadas suspicacias. En la campaña 2008-2009 ya había sido acusado el club Hércules, de segunda división, de comprar partidos, así como se especulaba sobre algún encuentro del Athletic y otro del Espanyol.

 

Sin duda, el amaño de partidos y las apuestas ilegales, es hoy tema más amenazante que el dopaje. Interpol ha comenzado a involucrarse en operativos de FIFA y UEFA, pero será difícil erradicar este mal, casi diría que imposible. Una red puede manipular desde China, Tailandia o Malasia resultados en cada rincón del planeta, con mínimo riesgo de ser detectada, oculta por las bondades de la tecnología y las comunicaciones modernas.

 

¿Arreglo de partidos? Nada nuevo. Lo novedoso, en todo caso, son los sofisticados sistemas para conseguirlo.

 

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