El Boeing 787 Dreamliner, modelo de avión que usará el presidente de México Enrique Peña Nieto, sigue presentando fallas, a tal grado que las aerolíneas japonesas All Nippon Airways (ANA) y Japan Airlines, tomaron la decisión de no usar su flota de 24 aeronaves de este tipo.

 

De acuerdo con la BBC, esto se da luego de que un avión Dreamliner, presentado como la aeronave del futuro, tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el oeste del país nipón este miércoles luego de que apareció humo en la cabina de la nave, según reportó la cadena de televisión NHK.

 

El vuelo provenía del aeropuerto de Yamaguchi Ube, en el sudeste de Japón, y se dirigía a Haneda, Tokio, pero tras el incidente tuvo que aterrizar en el aeropuerto de la ciudad Takamatasu.

 

Como se informó en 24 HORAS, el pasado domingo Japan Airlines reportó una fuga de más de 100 litros de combustible en un Boeing 787 Dreamliner de su moderna flota, nave que de acuerdo con la inspección realizada, es la misma que reportó una falla en Boston la semana pasada.

 

Además el miércoles pasado ANA canceló un vuelo doméstico de otro Boeing 787 a causa de “problemas con los frenos” de la aeronave.

Por todos estos incidentes, el primer avión comercial fabricado con fibra de carbono, ha generado una serie de preguntas y dudas respecto a su imagen y seguridad.

 

Pero no sólo en Japón han tenido problemas con Boeing 787, modelo que adquirió el gobierno de México para el presidente Peña Nieto, ya que, como se consignó en la edición del pasado lunes 14 de enero de este diario, un 787 Dreamliner de United que volaba de Houston a Newark en diciembre tuvo que aterrizar de emergencia en Nueva Orleáns porque un generador de energía falló.

 

También en diciembre, un Boeing 787 de Qatar se quedó en tierra porque se detectaron problemas en el sistema eléctrico.

 

Cabe señalar que el 11 de diciembre de 2012, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) hizo oficial la compra de la nueva aeronave presidencial, para la cual delimitó un presupuesto de seis mil 308 millones de pesos.

 

“No se trata solamente de un asunto de comodidad, sino de seguridad, porque este avión será una fortaleza aérea, un búnker para el Presidente”, dijo el equipo de transición del entonces candidato electo, Enrique Peña Nieto, al ser cuestionado por la prensa acerca de la adquisición de una aeronave que aún era prototipo.