En el transcurso de esta semana, se llevó a cabo la que por varios años ha sido la feria de electrónica de consumo más famosa del mundo: el Consumer Electronics Show, mejor conocido como CES, que año tras año atrae a miles de visitantes a la ciudad de Las Vegas.

 

Durante varios años tuve la oportunidad de asistir a la misma, siempre con la misma constante: para quienes por una u otra razón estábamos vinculados al mundo de la tecnología resultaba fascinante explorar cuáles podrían ser las tendencias para los próximos años, que no necesariamente son presentadas por los grandes fabricantes de tecnología sino en muchas ocasiones por empresas pequeñas cuyo valor esencial es la innovación. Es toda una labor de investigación, paciencia (imaginen casi 20 carpas distintas del tamaño del centro de exposiciones del WTC de la Ciudad de México), y análisis que lleva como recompensa la identificación temprana de lo que podría ser el futuro de la electrónica de consumo.

 

Desde la aparición de pantallas de todos los tamaños, hoy perfectamente normales en un hogar, y en aquel entonces fenómenos de consumo difíciles de digerir, el año de “todo en Alta Definición”, hasta las primeras iniciativas de videojuegos que utilizaban tecnología de detección de movimiento han desfilado durante el evento como las apuestas al futuro.

 

Sin embargo, los últimos años han sido bastante polémicos para el foro, en particular el año pasado, último en el que Microsoft participó como uno de los principales patrocinadores, y que entre otras razones han hecho pensar que el CES ha disminuido su influencia en un mundo donde el uso de la tecnología se ha vuelto cosa de todos los días y no necesariamente de un público gustoso por la innovación. A eso podemos adicionar que los grandes lanzamientos de la misma Microsoft recientemente, o de empresas como Apple históricamente, han tenido más resonancia cuando se realizan en eventos individuales y no necesariamente en el formato de feria que el CES propone. Haciendo un paralelismo, tenemos la lucha del concepto de centro comercial o mall, contra el de las tiendas boutique.

 

A distancia, mi impresión es que durante este año, el CES está teniendo un nuevo impulso. La misma Microsoft, a la distancia, ha publicado comunicados relacionados al evento y una de las grandes apuestas del evento ha sido una nueva propuesta de generación de tablets “gigantes”, por ejemplo, que en 27” ofrecen otra perspectiva para maximizar el impacto de un dispositivo touch.

 

El CES tiene un lado muy tradicional, el que durante años hemos conocido, el que alcanza a penetrar los medios de comunicación con gadgets y una que otra historia universal; del otro lado, el CES lucha por demostrar que es algo más que curiosidades tecnológicas y todavía puede ser un punto de referencia para la forma en que la tecnología transformará nuestras vidas. Y todo parece indicar que lo sigue siendo.

 

@jorgetaboada