Hace alrededor de un lustro, el notable neurólogo Oliver Sacks escribió Musicophilia: Tales of Music and the Brain. Ahí, el también creador del best seller en el que se basó el filme Despertares habla sobre esas canciones que se pegan y nos hacen tararearlas de forma incesante, estorbosa, casi enloquecida.

 

Sacks las cataloga como earworms o brainworms. Pequeñas tomadas que se adhieren a nuestra cotidianidad.

 

Ejemplos de esto puede estar el Aserejé de Las Ketchup, La Macarena del dueto Los Del Río o incluso alguno de los éxitos de Adele.

 

En 2012, no obstante, la canción que se convirtió en earworm y, por ende, en la más recordada, fue Gangnam Style, del comediante convertido en fenómeno mundial PSY.

 

Este hombre de mediana edad pasó de ser un Patiño dentro del exitoso k-pop coreano, a una industria barata pero millonaria.

 

Algo que no imaginaba al ser el acto abridor de Kim Jang Hoon, uno de los cantantes pop más connotados de la industria asiática.

 

Así, hoy en día, PSY ha logrado colocar su baile equino mil millones de veces en la atención de usuarios de YouTube. Esto equivale a que, si programáramos de forma progresiva la canción en cada ocasión que se ha visitado en la red social, ésta sería transmitida por siete mil años continuos.

 

Esos siete mil años se traducen, más o menos, en ocho… ocho millones de dólares para el regordete coreano.

 

Y es también un hito en el camino que las disqueras deberán seguir en adelante para ampliar sus ganancias.

 

Luego de años de andar en el desierto de las pérdidas debido a malas decisiones de mercadotecnia y a la descarga ilegal de archivos alrededor del mundo, las disqueras han comenzado a generar dividendos fuertes por la descarga digital de sitios como iTunes o Beatport. Sin embargo, PSY logró que la visualización de videos en sitios como YouTube o Vimeo sea, ahora sí, un negocio interesante.

 

Más aún, al ser un artista nuevo y con una infraestructura básica -mucha de ella robada de lo que hacía en su natal Corea del Sur su amigo Jang Hoon- las ganancias se exponencian.

 

De hecho, PSY fue el mejor artista para una disquera que gasta millones de dólares en campañas de mercadotecnia y manutención de artistas como Lady Gaga, Madonna o los Rolling Stones.

 

Si bien ocho millones de dólares parece una cantidad moderada para las estratosféricas cifras a las que se habían acostumbrado las empresas discográficas, es una importante cantidad para un artista nuevo que ha hecho apariciones en todos lados y con todo mundo: desde el secretario general de la ONU hasta Madonna, para acabar como parodia del artista transgresor chino A Wei Wei.

 

Eso, sin contar las ganancias de conciertos, regalías por el uso de Gangnam Style.

 

Ahora, PSY ha declarado que, tras dos presentaciones en China y en París, dejará descansar el baile y se dedicará a otro tipo de canciones que intenten superar el éxito de su melodía actual. Algo muy parecido a lo que intentaron Los del Río y Las Ketchup.

 

Y es que una de las características de los earworms -muchos de ellos también conocidos como One hit wonders- es que marcan para siempre a sus intérpretes. No siempre, de forma positiva.

 

Suerte para PSY. La va a necesitar para no salir del mundo musical a ritmo de caballo…y no dorado.