Una mujer octagenaria de Borja, en España, no advertiría el camino vertiginoso que su vida tomó en agosto de este año. Cecilia Giménez, aficionada a la pintura y madre de un minusválido, fue encargada de restaurar una obra del Santuario de la Misericordia en la provincia española.

 

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Dado que Giménez ya había hecho pequeños trabajos de restauración previamente, nadie pudo sospechar que algo podría salir mal, sin embargo con el paso de los días, el clérigo encargado del Santuario se dio cuenta de que el trabajo de Cecilia no sólo estaba por debajo de las expectativas, si no que la obra esta siendo arruinada.

 

 

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El pequeño mural de Elías García Martinez había sido reducido a lo que un reportero de la cadena televisiva British Broadcasting Company (BBC) calificó como ” el esbozo de un mono muy peludo con una túnica mal amarrada”.

 

Y entonces la vorágine comenzó. Cecilia Giménez le dio la vuelta al mundo en las imágenes que los noticieros difundían de ella diciendo que sentía mucho lo ocurrido y que sólo hacía lo mejor que podía. La crítica de las redes sociales se volcó contra ella mordazmente como siempre sucede en esos medios y sin planearlo, la restauradora se convertía, para bien o para mal, en celebridad.

Empezaron a aparecer en internet una considerable cantidad de productos, desde imágenes hasta videos, donde la masa ociosa se mofaba de la fallida restauración del Cristo de Borja. Ecce Homo, como se conoce la obra que data de 1930 invadíó en su nueva versión, millones de perfiles en facebook y las listas de tendencias en twitter.

 

Pronto se presentó la oportunidad de hacer del accidente pictórico un negocio. En menos de 3 meses, los aparadores de diversas tiendas al rededor de mundo empezaron a llenarse del Ecce Homo; primero fueron afiche, luego playeras y por último una marca de vino tinto llegó al mercado. Por supuesto, Cecilia Gimenez no tardó en reclamar los frutos de una fama, que sin proponerselo, había creado.

 

 

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Hoy por hoy, la restauradora de Borja, ha conseguido un puesto directivo en una firma de publicidad española en el departamento creativo con el que percibe un sueldo. Esta semana vendió un cuadro suyo en e-bay que le dejó una ganancia de más de mil euros y ni hablar de las regalías que los productos dejan en sus bolsillos.

 

Cecilia Giménez ha dejado atrás el odio en las redes sociales y se ha convertido en toda una figura del humor involuntario, de tal forma que incluso se llevó a cabo una colecta de firmas para preservar la nueva versión del óleo que restauró” a pesar de que las autoridades del Santuario de la Misericordia habían acordado contratar a un equipo de restauradores profesionales para hacerse cargo de la obra.

 

 

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Son casi mil 500 los seguidores que ya tiene la cuenta de twitter que la agencia Mil Vueltas abrió para Giménez, quien ha presentado intensa actividad en su perfil a pesar de que afirma no entender por completo como funciona.

 

 

No cabe duda de que el poder de una masa ávida de íconos y entretenimiento puede dar un lugar sagrado de fama a casi cualquiera que pueda cometer un disparate con un poco de suerte.