En el deporte motor es inevitable mezclar dos debates: ¿quién es el mejor piloto y quién dispone del mejor monoplaza?

 

La temporada 2012 ha finalizado con el adiós al, para muchos, más grande, Michael Schumacher, con el tercer título de Sebastian Vettel (el más joven que lo ha conseguido) y con la incógnita respecto a si Fernando Alonso es superior pero simplemente cuenta con menor apoyo de la tecnología.

 

Como quiera que sea, Vettel va camino a ser leyenda y muchos podrán interpretar en la carrera del domingo todo un cambio de estafeta: un alemán –Schumi –despidiéndose y otro germano –Seb– coronándose.

 

Schumacher ha aceptado tras su última carrera que Vettel está destinado a romper todos sus récords, al tiempo que muchos gustan de apodar al hoy campeón Baby Schumi, y es que las similitudes son muchas. Los dos provienen de orígenes humildes y de familia obrera en la industrial región del oeste alemán. Vettel creció viendo a Schumacher y soñando con llegar a sus niveles, sólo que en el 2006, mientras Michael anunciaba por primera vez su retiro, Sebastian apenas era piloto de pruebas de Sauber. Un año después, sin Schumi en el campeonato, Vettel obtenía sus primeros puntos y para el 2009 ya era subcampeón con la escudería Red Bull, al tiempo que se planteaba a la leyenda Schumi como reemplazo del lesionado Felipe Massa (lo cual no sucedió, imposibilitando la coincidencia de los dos teutones).

 

Finalmente, Schumacher salió del retiro en el 2010 y lo hizo por tres campañas más, que han sido específicamente las que han hecho pasar a Vettel de novato a gloria: tres títulos consecutivos.

 

La discusión será profunda y crecerá en la medida que se acerque la temporada 2013: ¿Es Vettel el mejor de la Fórmula 1? ¿Puede ser señalado como genuino heredero del kaiser Schumacher? ¿Y qué con lo hecho por Alonso con un monoplaza que nunca probó ser el más rápido?

 

Sólo hay una respuesta posible: en el automovilismo no podemos juzgar de manera aislada al piloto, pues cuenta demasiado la infraestructura que se desarrolla para él. Vettel tiene que ser hoy señalado como megafigura, lo cual no puede implicar que se demeriten las gestas del impresionante Alonso.

 

Cada quien bajo su circunstancia, han hecho una temporada memorable. ¿Si el español manejara un Red Bull o si el alemán condujera un Ferrari? Lo mismo que si especulamos con Schumacher en otro bólido diferente al que utilizó en cada uno de sus siete campeonatos (y miren que Ferrari en determinado momento simplemente no tenía parangón).

 

Hoy sabemos que Schumi se va como el más grande. Instante poco adecuado para especular si Vettel está trepando a su pedestal.

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