Felipe Calderón dijo que sería el “Presidente del empleo”, pero sólo creó un tercio de lo que prometió en 2006. Luego quiso ser el Presidente de la seguridad, pero la violencia que desató no cede tras 70 mil muertos. Ahora, en la recta final de su gobierno, ha decidido presumir que es el Presidente de la infraestructura. “Este sexenio es el de mayor inversión en obra desde el gobierno de Porfirio Díaz”, aseguró el michoacano.

 

El frenesí de inauguraciones de obra —y discursos que las acompañan— se desató en 2012, y no ha hecho más que intensificarse. En los primeros tres meses del año, el mandatario de extracción panista realizó más de 100 giras de trabajo, según datos oficiales, y en buena parte de ellas realizó inauguraciones de carreteras, puentes y hospitales.

 

Pero después vinieron tres meses de sequía absoluta: los mismos que duró el proceso electoral, que concluyó con el tercer lugar del PAN en la contienda por la Presidencia de la República. Pero en cuanto se cerraron las urnas, Calderón volvió a la carga.

 

La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) informó que la administración saliente tenía considerado en el Programa Nacional de Infraestructura terminar 241 proyectos, por lo que a la primera mitad de este año quedaban 23 proyectos de carreteras, 3 obras aeroportuarias, 5 petroleras, 9 ferroviarias, 10 portuarias y una hidráulica.

 

Esto significa que, para el fin del sexenio, habrá obras pendientes que tendrán que ser concluidas por la siguiente administración a cargo de Enrique Peña Nieto.

 

Un análisis de Capital de México señala: “Tal es el caso de la refinería de Salamanca, obra que se esperaba concluida para el primer semestre de 2012 y que sólo quedó como proyecto pendiente dejando el compromiso al gobierno entrante, por lo que será hasta finales del 2013 cuando comiencen las obras, las cuales tomarán tres años para su construcción”.

 

Paralelamente, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) asienta que, “a pesar de haber construido 20 mil kilómetros de carreteras remodeladas y nuevas, sólo 30% de estos kilómetros construidos y modernizados son solamente corredores troncales, mientras que 70% corresponde a caminos rurales y carreteras alimentadoras”.

 

Capital México concluye: “Los resultados en la materia dejan mucho que desear, pues quedaron proyectos pendientes, además de que le gasto no tuvo impacto en la economía”.

 

Esto puede ser el quid de la cuestión: Calderón ha achacado la poca generación de empleos a la crisis… pero parece que las obras que emprendió —por un total de dos billones 615 mil millones, según Dionisio Pérez-Jácome— no eran las adecuadas para reanimar las finanzas públicas.

 

Pese a estas críticas, Calderón va derecho y no se quita. El 31 de octubre pasado afirmó en Chiapas: “Estamos entonces al cinco por uno el día de hoy (cinco inauguraciones por día). Ahora sí que literalmente de arriba para abajo, pues ya estamos en los últimos 30 días de gobierno, en el sprint final y, bueno, antes de que se nos haga calabaza la carroza, pues estamos entregando todas las obras que hicimos”.

 

Y a su “sprint” pueden ponérsele números. Según un análisis de ADN Político, “del 25 de octubre a al 7 de noviembre pasado, “es decir, en 13 días, el presidente cortó los listones de 21 obras que incluyen carreteras, hospitales, parques y plantas industriales, entre otras. La última vez que Calderón acumuló 20 obras inauguradas le tomó 27 días, del 28 de septiembre al 24 de octubre de este año”.

 

Y el aún Presidente de la República no sólo ha presumido las obras; también sus prisas: “A medida que se va acercando el fin de la administración se nos van acortando las horas, y como dice la canción: le faltan horas al día. Entonces, las giras, usualmente para inaugurar una carretera, hacemos una gira especial. Hoy, amigos, estamos al dos por uno, al tres por uno, al cuatro por uno, y hasta a veces, al cinco por uno”, dijo al cortar el listón de la carretera Villanueva-Zacatecas, el 5 de noviembre pasado.

 

Y en Mazatlán, hace seis días, concluyó: “Se vale, porque estamos en la mejor temporada de entrega de obra pública”.

 

Obras llamativas

 

El Puente Baluarte Bicentenario: Es el puente atirantado más grande del mundo, certificado por el la organización de los Record Guinness. Tiene una longitud de 1,124 metros y una altura sobre el río Baluarte de 402.57 metros. Se localiza en los municipios de Concordia, en Sinaloa, y Pueblo Nuevo, en Durango, y une a ambos estados. Se inauguró el 5 de enero de 2012.

 

Estela de Luz: Este monumento al Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución costaría inicialmente 398 millones de pesos, pero la cifra se disparó a 1,146 millones de pesos. Esto desató la polémica; además, se inauguró el 7 de enero de 2012, es decir, con 15 meses de retraso.

 

La Presa Picachos: Destinada a garantizar el agua potable en el puerto de Mazatlán y el riego de miles de hectáreas cultivables en Sinaloa, fue inaugurada en medio de protestas de comuneros desplazados por la construcción de la presa, pues según ellos, no se les había pagado por sus terrenos y casas desde que la obra comenzó a edificarse, en 2006.

 

La Línea 12 del Metro: Corre de Mixcoac a Tláhuac, contó con una inversión del gobierno federal de 55.8% del costo de la obra. El día de la inauguración, Calderón y Marcelo Ebrard difirieron en los porcentajes de inversión de cada uno de sus gobiernos.

 

La Presa El Cajón: Está en Nayarit. Tuvo un costo aproximado de 800 millones de dólares.

 

El Memorial a las Víctimas: Se encuentra actualmente en construcción. Consta de placas de metal donde los familiares de las víctimas podrán escribir el nombre de los caídos en la guerra contra el narco con un plumón especial. El monumento, que se construye desde septiembre a un costado del Campo Militar Marte, generó molestia en grupos activistas debido a su ubicación tan próxima a esta instalación de la Secretaria de la Defensa. Tendrá un costo superior a los 22 millones 800 mil pesos.