En las Cumbres Iberoamericanas se refleja con claridad la desunión del continente. En la de Cádiz, en la semana pasada, las ausencias de Venezuela, Cuba, Paraguay, Uruguay, Guatemala y Argentina, y el retorno precipitado a sus respectivos países de Evo Morales y Rafael Correa no son casualidad –excepto Guatemala y Paraguay cuyos dirigentes no viajaron por motivos del terremoto y falta de legitimidad, respectivamente-. Algo peor. El liderazgo en las Cumbres se ha extraviado. Carlos Salinas de Gortari y el rey Juan Carlos, en 1991, lo consolidaron bajo el ánimo de cohesionar lo que parecía imposible.

 

Tres son las razones que ayudan a explicar el proceso de anquilosamiento súbito de las Cumbres Iberoamericanas:

 

1. La irrupción del eje chavista.

 

2. México ha perdido liderazgo

 

3. Los agotamientos político y biológico del rey Juan Carlos.

 

El 10 de noviembre de 2007, en la Cumbre de Chile, el presidente Hugo Chávez le reclamó al entonces presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, los comentarios frecuentes del ex presidente Aznar sobre el perfil de autócrata del venezolano. En la mesa, Zapatero dejó claro, que si bien mantiene una brecha ideológica con Aznar, tiene que ser respetado porque fue elegido por los españoles. Chávez, no contento con las palabras de Zapatero continuó interpelando al presidente español. Fue entonces cuando el rey Juan Carlos, abruptamente sacó de su ronco pecho las palabras que se hicieron famosas: ¿Por qué no te callas? Desde ese momento, las Cumbres encontraron un punto de inflexión. Países como Argentina, Nicaragua, Bolivia y Ecuador cerraron filas con Chávez.

 

La retórica chavista ha resultado efectiva pues el mensaje de la “recolonización” de España se tiene que evitar expropiando el mayor número de empresas, ha calado entre la población de varios países latinoamericanos. Santander pasó a manos del gobierno venezolano en 2009 al igual que Agroisleña, dedicada a la distribución y venta de productos agroquímicos. Evo Morales ha sido un presidente muy activo en las nacionalizaciones; sobresale la empresa de hidrocarburos Repsol-YPF y la desaparición del sistema de pensiones controlado por bancos españoles y suizos. Si contemporizamos los problemas, Cristina Kirchner tomó la decisión de expropiar a Repsol-YPF. Por ello, el motivo esgrimido por la presidenta, vulnerabilidad en su salud física, suena a pretexto de estudiantes de primaria cuando les explican a los profesores las razones de sus faltas a clases.

 

A Patricia Espinosa le tocó premio en la tómbola de la Cumbres. A diez días de que abandone el edificio de cancillería, en Cádiz la nombraron integrante del comité de sabios, junto a Ricardo Lagos y Enrique Iglesias. Su tarea será refundar la organización temática de las Cumbres que a partir de 2013 serán bianuales. Todo esto ocurre al finalizar un sexenio mexicano en el que no gravitó la agenda internacional. El presidente Calderón ejerció una presidencia tan etnocéntrica como monotemática (narcotráfico). Su canciller hizo lo propio. No tuvo los rasgos que todo internacionalista debe tener: ser proactiva para romper la visión entnocentrista. No se le culpa. Siguió las indicaciones de su jefe. Lo que es cierto es que México delegó su agenda internacional durante los últimos seis años al comercio.

 

El rey Juan Carlos se agotó políticamente. Su afición por la caza de elefantes, durante una de las peores crisis económicas de España, lo convirtió en un personaje indolente. El relevo está en la puerta. De ahí que en Cádiz su hijo Felipe tuviera un “protagonismo” compartido.

 

A las alicaídas Cumbres Iberoamericanas se tiene que agregar el fracaso de Mercosur en tiempos kirchneristas. Ahora, aprovechando de la ausencia de legitimidad del presidente paraguayo Federico Franco, suspendieron a ese país del club sudamericano y sumaron a Venezuela como socio.

 

Así las cosas en la las Cumbres de la desunión Iberoamericana.