La última vez que la Juventus había perdido un partido de liga italiana, Silvio Berlusconi seguía siendo primer ministro de este país, Muammar al Gaddafi se aferraba al poder en Libia, Amy Winehouse vivía y cantaba, aún no se disputaba el Mundial sub-17 2011 –ni mucho menos los Olímpicos 2012- que conquistaría México.

 

Pero el mundo va rápido y eso hace más difícil de asimilar la ya de por sí larga racha. 49 partidos transcurrieron sin que la escuadra turinesa saliera derrotada. 49 jornadas dispersas por año y medio que coincidieron con euro-crisis que agudizaba y tumbaba mandatarios por doquier, con la mal llamada primavera árabe que se convertía en más incertidumbre que esperanza. 49 cotejos en los que la apodada Vechia Signora (extraño para todo contexto futbolero llamar anciana o viejita a un equipo) no perdió. La última vez fue el 15 de mayo del 2011 contra el Parma.

 

Con tal cadena de imbatibilidad, la Juve rubricó una nueva dinastía, ajena ya al penoso episodio del Moggigate o Calciopoli de los primeros dosmiles, cuando fue descendida a Serie B y despojada de numerosos títulos. Grabaciones telefónicas confirmaron entonces que su director general, Luciano Moggi, solicitaba e imponía a ciertos árbitros para partidos propios y de rivales. Este siniestro personaje ya había estado implicado en escándalos durante sus etapas en Nápoles y Lazio, aunque lo de la Juventus representó un incidente que cimbró todas las estructuras del deporte de este país.

 

El regreso turinés fue espinoso. Un año más tarde los bianconneros estaban de vuelta en la Serie A, pero todavía sin perspectivas de disputar las glorias.

 

Finalmente, la campaña pasada fue un sueño al no perder jamás, aunque incluyó más empates de los que suelen verse en un campeón de las ligas grandes: 23 ganados y 15 igualados. Así, por primera vez después de Moggi, la Juve se coronó.

 

Antonio Conte, quien jugara 13 años en este equipo, fue el director técnico que devolvió la liga a la vitrina más laureada de la bota itálica. Más aún, el joven Conte parecía haber limpiado las aguas sucias que le precedieron en tan afamada institución… Pero siempre hay un pero, y más en este futbol.

 

Días después de la coronación, un nuevo escándalo de manipulación de resultados incluyó entre los célebres acusados a Conte. El entrenador fue suspendido diez meses, sanción que se redujo finalmente a cuatro. Por ello, en lo que va de la campaña, ha sido líder a distancia, con control remoto o telepático, imposibilitado a sentarse en la banca.

 

Massimo Carrera, quien un par de décadas atrás dirigiera a Conte en la propia Juventus, ha sido su lugarteniente en el banquillo. Bajo su liderazgo, la racha invicta duró diez partidos más y ha terminado.

 

49 partidos. Año y medio de muchos cambios, aunque algo permanece: que el futbol italiano no consigue recuperar del todo la credibilidad.

 

 

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