El Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA, una sonda lanzada hace dos años para estudiar el comportamiento del astro rey, captó una llamarada solar muy potente que afectó las comunicaciones en la Tierra.

 

Esta explosión de clase X 1.8, potentísima, fue lanzada durante la madrugada del 23 de octubre y sus efectos se notaron en la atmósfera del planeta. Su intensidad provocó bloqueos en algunas señales de radio y afectó telecomunicaciones.

 

Esta es la tercera llama más grande del año, superada por una X 5.4 registrada el 7 de marzo y una X 1.9 del 27 de enero. La explosión fue provocada por la mancha solar AR 1598 y alcanzó su máximo a las 5.17.

 

La radiación del estallido produjo, en pocos minutos, ondas de ionización en la atmósfera superior sobre el lado diurno de la Tierra en ese momento, de India a Australia y parte de China, y fuertes bloqueos de radio en altas latitudes.

 

La llamarada no ha enviado al espacio una eyección de masa coronal (CME), una nube ardiente de partículas y radiación que puede afectar a las operaciones de los satélites y a las redes eléctricas.

 

Los científicos de la SDO esperan que la actividad solar continúe los próximos días. Recordaron que si bien esta actividad emite una gran cantidad de radiación, ésta no puede traspasar la atmósfera y afectar a las personas. Las complicaciones son en la capa de la atmósfera donde viajan señales de GPS y comunicaciones.

 

Las llamaradas solares pueden ser de clase A, B, C, M y X, de menor a mayor intensidad, seguidas de un número que va del 1 al 9. Esta es una de las mayores.

 

Países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Portugal, Alemania, Holanda o Francia se toman muy en serio los posibles efectos de una tormenta solar.  Han creado incluso comisiones parlamentarias que investigan al respecto y oficinas de atención al ciudadano especializadas.