Muchas de ellas fueron fabricadas en Sudáfrica, otras provienen de Estados Unidos y algunas son de uso exclusivo de varios ejércitos en el mundo.

 

Actualmente, los narcos mexicanos combaten a sus rivales y a las autoridades con granadas de fragmentación, modernos lanzacohetes RPG-7, fusiles de asalto AR-15, AK-47 y HK-41, y metralletas militares tipo Barret, que penetran blindajes y que son utilizadas por los cuerpos de francotiradores de las milicias.

 

Estas armas de gran poder ofensivo y bélico componen el actual potencial del narcotráfico de México.

 

Apenas el sábado pasado, tras un enfrentamiento en Piedras Negras, Coahuila, entre policías y presuntos narcotraficantes, fueron aseguraron tres cohetes de fabricación rusa y un lanzagranadas con carga activa calibre .40 milímetros.

 

Hace una semana, el martes 16, la Secretaría de Marina decomisó dos cohetes antitanque de mano, conocidos como RPG-7, a Miguel Ángel Rodríguez Díaz, presunto jefe de Los Zetas en la zona norte de Coahuila.

 

El 7 de octubre, en un enfrentamiento en el municipio de Progreso, marinos abatieron al líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, quien disparó contra los integrantes de la Armada con un fusil AR-15, adaptado con lanzagranadas.

 

En septiembre, 131 reos se fugaron del penal de Piedras Negras. El gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, declaró el 24 del ese mes, ante legisladores locales: “fue grave la fuga. Es mucho más grave que saliendo de ahí esas personas trajeran fusiles de combate, trajeran lanzagranadas y trajeran lanzacohetes”.

 

La tarde del jueves 8 de marzo, en Saltillo, Coahuila, una granada disparada por un lanzacohetes detonó en la esquina de Francisco Murguía y Francisco I Madero, en el centro de esa ciudad.

 

El artefacto dañó tres vehículos, entre ellos una patrulla de la policía municipal. Los cristales y las esquirlas de la granada lesionaron a un hombre y a una mujer. Lo anterior provocó un enfrentamiento en el que fueron asegurados dos lanzacohetes.

 

Contra halcones y antitanques

 

Consultado al respecto, el especialista en temas militares y de seguridad, Javier Oliva Posadas, explica que el nombre de estas armas, conocidas como lanzacohetes, son en realidad proyectiles a pie-tierra, los cuales son utilizados por soldados para derribar helicópteros. Y aunque tienen un alcance corto, puede penetrar blindajes de nivel entre tres y cuatro.

 

Y aunque su uso no es insólito en el país, subraya que su uso requiere de capacitación militar.

 

Estas granadas propulsadas por cohetes son muy efectivas contra vehículos sin blindaje o con blindaje ligero, como los transportes blindados de personal, edificios y bunkers.

 

De acuerdo con autoridades consultadas, los lanzacohetes RPG-7 son utilizados Los Zetas y los Cárteles de Sinaloa y del Golfo, las tres organizaciones criminales más poderosas del país.

 

El RPG-7 fue utilizado en la batalla de Mogadiscio, donde dos helicópteros MH-60 Black Hawk fueron derribados por el mismo artefacto. También se usaron en las guerras de Afganistán y la invasión de Iraq en 2003. Actualmente es muy utilizado por los insurgentes en Iraq, los territorios palestinos y Afganistán, así como por los piratas somalíes que operan en el océano Índico.

 

¿La extinción de los cárteles?

 

El sábado pasado, el subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos Internacionales de Narcóticos de Estados Unidos, William Brownfield, aseguró que en México la respuesta de violencia por parte del crimen organizado es señal de que está “al borde del colapso”, por la presión de las autoridades.

 

En entrevista para la edición digital del diario colombiano El Tiempo, el diplomático dijo: “Hace cuatro años comenzamos un esfuerzo multinacional en México, dominado por el gobierno mexicano. ¿Y qué vemos hoy? En mi opinión, estamos viendo el comienzo del fin con la decapitación de los cárteles y la reducción de su capacidad de operación”.

 

“Es lo que vimos en Colombia en los 80 y comienzos de 1990, cuando los cárteles sintieron la presión de las autoridades y su respuesta fue la violencia”, reiteró Brownfield.