Para nadie es un secreto que la infraestructura tecnológica de un país es una plataforma clave para el desarrollo.

 

Es un componente estratégico para alcanzar objetivos orientados a incrementar la penetración de la educación, dinamizar la comunicación o incluso acercar a la gente que está a la distancia.

 

México, dentro de todas sus realidades, tiene desafíos enormes en lo concerniente al desarrollo de infraestructura tecnológica. Los servicios de internet de ancho decente de banda son para un segmento privilegiado de la sociedad: Universidades, empresas y la población con mayores ingresos.

 

El resto cuenta con servicios de ancho de banda lamentable. Lamentable para sacar ventaja del océano de información que vive en internet y eso entorpece tremendamente los esfuerzos por incrementar la penetración de la educación y capacitación de un tremendo porcentaje de mexicanos a lo largo y ancho del país.

 

Todavía más lamentable si se ve a la educación como la asignatura más importante a reformar para formar cuadros profesionales que agreguen valor a este país con innovación, patentes, ideas pues.

 

Por ello resulta refrescante el constatar que instituciones industriales, como la Cámara Nacional de la Industria Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), enfoquen esfuerzos para empujar el crecimiento de los sectores tecnológicos en México con representaciones regionales.

 

El comentario viene al caso porque no es común que las industrias desarrolladoras de infraestructura tecnológica pongan el punto de mira en el sureste del país.

 

Efectivamente, la CANIETI recién ha iniciado operaciones en el sureste a través de una nueva oficina enfocada a desarrollar las iniciativas que abonen al crecimiento sectorial en Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Yucatán. Y para ello cuenta con el apoyo de las principales empresas del sector en la región.

 

Es importante el hecho de que esta oficina haya iniciado trabajos con la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) con el fin de formar ingenieros calificados que puedan emplearse en el Parque tecnológico del estado. Salir de la Universidad con una carrera de las llamadas no tradicionales y ya con empleo es un valor importantísimo en estos tiempos.

 

Esta nueva sede de la CANIETI inicia actividades con 40 socios activos y está empujando importantes proyectos como el desarrollo del cluster de TI en Quintana Roo, la consolidación del Parque de Ciencia y Tecnología en Yucatán y apuntala el crecimiento de los clusters existentes en Campeche, Tabasco y Yucatán.

 

Este esfuerzo es en sí mismo una señal de la iniciativa privada por reducir la brecha que separa al norte y sur del país. Una acción que abre la posibilidad de contar con nuevos polos de desarrollo industrial -distintos a Monterrey, Guadalajara, Querétaro, Estado de México, Ciudad de México…- en un país ávido de nuevos liderazgos y de innovación.

 

En el caso de la representación de CANIETI en el sureste de México, la vinculación con instituciones, iniciativa privada y gobiernos estatales tiene como meta contribuir al desarrollo económico y social de las cinco entidades representadas.

 

Con la apertura de la oficina Sureste CANIETI cubre los principales centros de desarrollo tecnológico del país pues se suma a las representaciones de Centro Sur -Ciudad de México-, Noreste -Monterrey-, Noroeste -Sinaloa-, Norte -Tijuana-, Occidente -Jalisco- y ahora Sureste son clave en el fomento al crecimiento de la industria de las Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información.

 

Ojalá que esto inspire al sector público a sumarse a estas iniciativas que buscan caminar -aunque sea a paso lento- hacia la homogenización económica de un país que requiere cambiar, mejorar, unirse, para mostrarle al mundo lo que realmente es. El valor que ha quedado oculto debajo de una política de comunicación federal promotora de la “nota roja”.

 

Que de verdad el 21 de diciembre del 2012 sea el fin de los tiempos y el inicio de una era mejor.