Personaje de frases tan sabias como mordaces, el deporte no podía escapar a la pluma del gran Óscar Wilde.

 

Este martes se celebró el aniversario 158 del nacimiento de este escritor y eso nos da excusa perfecta para recordar algunas citas maravillosas pero también su batalla contras el padre del boxeo moderno.

 

En todo listado que busque explorar la relación de intelectuales con el futbol, tiene que aparecer la siguiente máxima de Wilde: “El futbol está muy bien para chicas rudas, pero es difícilmente adecuado para muchachos delicados”. Se sabe que en los colegios por los que pasó Wilde, tanto en Dublín como en Oxford, el balompié ya había estallado como principal actividad de esparcimiento. Los profesores hallaban en esta disciplina una manera de mantener fuerte a la juventud para alguna eventual guerra, y, sobre todo, como método para alejarlos de vicios (o lo que se consideraba vicios en el puritanismo de la época victoriana).

 

Algunos atribuyen a Wilde otra de las frases más famosas del contexto deportivo de las islas británicas: “el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros; el futbol es un juego de caballeros jugado por villanos”. El escritor tenía 9 años cuando futbol y rugby se divorciaron, dando forma a dos deportes distintos, y pronto quedó claro que pese a la notoria agresividad del rugby, su concepto de juego limpio y lealtad superaba al del futbol. En todo caso, tampoco el rugby era de su devoción, pues llegó a decir: “el rugby sirve para alejar del centro de la ciudad a 30 bravucones”.

 

Es curioso que el principal biógrafo de Wilde (Richard Ellmann) haya descubierto que el a la postre autor de El retrato de Dorian Gray, se quejaba mucho de la rudeza del futbol, pero en el colegio practicó un deporte que sin duda era más violento: el boxeo.

 

Y es más curioso todavía que la ruina de Óscar Wilde fue propiciada por el padre del boxeo moderno, John Sholto Douglas, el noveno marqués de Queensberry. Este noble inglés creó un reglamento de boxeo que en buena medida se mantiene siglo y medio después, pero se enfrentó a Wilde cuando descubrió que era amante de su hijo, propiciando su encarcelamiento y caída en desgracia.

 

Es difícil saberlo con precisión, pero cuentan que cuando Queensberry amenazó a Wilde (“¡Te voy a tirar a destrozar!”, le habría dicho), Óscar respondió: “No conozco cómo sean las reglas de Queensberry, pero las reglas de Wilde son disparar de frente”.

 

Al paso del tiempo el marqués de Queensberry fue tan célebre por su aportación a la salud de los pugilistas, como por el juicio contra Wilde.

 

Y Wilde, humillado y encarcelado por Queensberry, cumpliría esta semana 158 años. Ideal para recordarlo, además de leerlo, esta maravillosa frase: “He utilizado todo mi genio para vivir; para mis obras sólo he usado mi talento”.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS.