El 2012 futbolero entra en su etapa final y con ello se aproxima una de las decisiones que más intrigan cada otoño: ¿Quién recibirá el Balón de Oro como mejor jugador del año?

 

Por mucho que Iker Casillas o los propios Xavi e Iniesta tienen méritos de sobra (y han sido candidateados fuertemente por los medios cercanos, respectivamente, a madridismo o barcelonismo), es obvio que el ganador no puede ser otro que Lionel Messi o Cristiano Ronaldo.

 

Su actuación en el clásico español del domingo pasado, con sendo doblete cada uno, reforzó –por si alguien tenía duda- el rol primordial y determinante que los dos desempeñan para estas instituciones.

 

Messi sigue siendo el favorito por más que duela al entorno de Cristiano. El portugués a su vez ha de saber que uno de sus problemas –si acaso el único- es ser contemporáneo de la mejor versión de este crack argentino.

 

¿Qué más puede hacer el 7 merengue? Sus cifras son de otra dimensión: 114 goles en las dos campañas pasadas, tres a mitad de semana al Ajax, dos ahora al Barcelona. Por mucho tiempo se le acusó de no aparecer en momentos cumbre, pero esa suspicacia ha sido aplastada a punta de goles definitorios. Además, con la selección de su país hizo una buena Eurocopa pese a un inicio incierto.

 

Es uno de los futbolistas más completos que se hallan visto: rematador de todo género, veloz, potente, fuerte, creador, técnico… Pero no es Messi.

 

Al argentino se le seguirá reprochando no ser el mismo con Argentina que con el Barca, aunque hay diferencias esenciales: el cuadro blaugrana es un trabuco que creció cual familia, en donde la mayoría se amamantó bajo la misma escuela futbolística.

 

Sin embargo, los 50 goles anotados por Messi en la pasada liga española son una brutalidad. Cifra que remite mucho más a la Europa del este a fines de los ochenta, cuando, por ejemplo, Nicolae Ceaucescu decidía quién de sus delanteros tenía que ser máximo goleador de Europa y todos contribuían a dicha causa (en 1987 el rumano Rodion Camataru logró 20 goles en las últimas 6 jornadas para quedarse con tal galardón, mismo que luego le fue despojado por obvias irregularidades).

 

El Barcelona-Madrid del pasado fin de semana era visto por muchos como la resolución de este enigma. Su resultado en empate a dos entre los dos genios, deja pendiente, incluso aprieta, la definición del Balón de Oro 2012.

 

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